Con el recuerdo aún fresco en la memoria de la retransmisión del tradicional Concierto de Año Nuevo en Viena, aprovechamos la ocasión para recomendar la visita a la obra de Hundertwasser en la capital austríaca, obviada de manera incomprensible por el programa especial – excepcionalmente cursi – emitido por la televisión de aquel país como acompañamiento al mencionado concierto.
Polifacético y excepcional, Friedrich Stowasser, más conocido como Hundertwasser, es especialmente recordado por su labor como pintor y por sus originalísimos diseños de edificios y monumentos considerados hoy emblemáticos, pero que en su tiempo encontraron a fuertes detractores entre las voces más conservadoras de la arquitectura. De hecho, este enemigo de las líneas rectas, a quien se ha llegado a bautizar como el Gaudí austríaco, abogó de manera decidida por las formas irregulares y por los colores brillantes, sin cejar nunca en su afán por conseguir una simbiosis entre naturaleza y arquitectura (no en vano llegó a publicar un manifiesto, hace ahora cuarenta años, donde expresaba la necesidad de plantar de forma obligatoria árboles en los entornos urbanos).
Los diseños de Hundertwasser se materializaron en muchos países, pero en Viena se halla la que quizá sea su obra más emblemática, la Hundertwasserhaus, un bloque de apartamentos construido por encargo del ayuntamiento de la ciudad en la década de los 80. Su diseño, con su combinación de superficies irregulares, su vivo colorido y la presencia sempiterna de vegetación, ha dado algunos problemas de habitabilidad y el edificio ha tenido que ser objeto de reformas, sin embargo es hoy uno de los reclamos turísticos más importantes de Viena y cumple con el cometido que perseguía su autor, el de que la arquitectura se asemejara lo máximo posible a la naturaleza.
El visitante, no obstante, sólo podrá contemplar y admirar la fachada de la Hundertwasserhaus y la fuente que se halla a la entrada de ésta – no hay que olvidar que sus apartamentos están habitados -, aunque sí podrá acceder al pequeño centro comercial que se encuentra justo enfrente, la Village Gallery, cuyo interior es un fiel reflejo del estilo Hundertwasser, especialmente los servicios, cuya visita implica un pequeño desembolso de dinero.
No muy lejos de la Hundertwasserhaus se ubica la Kunst Haus Wien, un museo privado dedicado por completo a la obra de Hunderwasser, aunque también contiene trabajos de otros artistas. Es una auténtica joya pero, para quien no quiera acceder a sus dependencias, la contemplación del edificio que lo alberga y su cafetería ya valen la pena el paseo.
Finalmente, habría que destacar la Incineradora de la Universidad, una originalísima obra diseñada por Hundertwasser que se encuentra alejada del centro de Viena (en Spittelau) y que algunos expertos han descrito como una combinación perfecta entre arte, ecología y tecnología.
Como todas las grandes ciudades, la capital austríaca tiene más de una cara. Sin embargo, la Viena monumental puede llegar a eclipsar a esa otra pequeña Viena surgida de la imaginación desbordante de un artista tan iconoclasta como Hundertwasser; una Viena de ineludible visita para todo aquel que realmente quiera conocer en profundidad la bella ciudad del vals.
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
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