22 de diciembre de 2015

El Investigador Cultural 2015







Como cada año por estas fechas, os presentamos la compilación de todas aquellas propuestas, iniciativas, proyectos y entidades culturales que, viernes tras viernes, os ha ido presentando El Investigador Cultural.

¡Esperamos que os guste!




¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!




18 de diciembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Canal Patrimonio





El Investigador Cultural despide este 2015 con un gran e interesante proyecto centrado en la difusión de la cultura y el patrimonio histórico, Canal Patrimonio.

Fundado en 2006, Canal Patrimonio se constituye como un portal dedicado exclusivamente a la promoción y difusión del patrimonio. Este proyecto, además, ha sido impulsado por la Fundación Santa María la Real, que ha apostado por la modernización del mismo, lo que se refleja en la estructuración y presentación de contenidos, que ahora incluyen más material fotográfico y audiovisual. Todas estas mejoras permiten al usuario, ya sea aficionado o profesional, poder interactuar con el portal.

Así, Canal Patrimonio se articula en torno a estos grandes apartados temáticos:

Museos  
Con el objetivo de buscar la participación del usuario, Canal Patrimonio ofrece la posibilidad de colaborar mediante la figura del reportero del portal. Para ello, tan sólo debe rellenarse este formulario.

El portal, por otra parte, tiene su propia revista, Patrimonio. Revista de Patrimonio y turismo cultural, y, como plataforma digital, cuenta con enlaces a diferentes espacios de interés (situados en el lado derecho de su página).


Cubierta del número 56 de la revista
Desde la página principal de la plataforma el usuario también puede acceder a los perfiles en las redes sociales de este proyecto:

Twitter  
Youtube  

Animándoos, como siempre, a que consultéis los enlaces proporcionados, El Investigador Cultural se despide hasta el próximo año.

¡Feliz 2016!



15 de diciembre de 2015

Los libros en The New Yorker. Una exquisitez visual


Cubierta 'Los libros en The New Yorker'. Editorial: Libros del Asteroide

Hace poco más de un año reseñábamos El dinero en The New Yorker, la primera de las tres recopilaciones temáticas que la editorial Libros del Asteroide ha publicado a partir de unas muy cuidadas selecciones de las famosas viñetas humorísticas editadas por la celebérrima publicación estadounidense, hoy todo un referente cultural dentro y fuera de Estados Unidos.

Fundada en 1925 por el matrimonio de periodistas Harold Ross y Jane Grant, The New Yorker ha concedido siempre una especial importancia al mundo literario. De hecho, muchas obras, hoy ya clásicos de la literatura universal, han visto la luz, en formato de entregas, en sus páginas y su sección de críticas literarias cuenta con un más que notable prestigio. Por ello, tras la publicación de El dinero en The New Yorker y La oficina en The New Yorker, resultaba prácticamente imperativa la publicación de una exquisitez visual como Los libros en The New Yorker.

Articulada en torno a cuatro secciones –autores, editores, lectores y libreros-, Los libros en The New Yorker se compone de casi doscientas viñetas, una cuidadísima selección -obra de Miguel Aguayo, quien también se ha encargado de la traducción de los textos- que, con un humor sutil pero incisivo, muestra en lo que se ha convertido gran parte del sector editorial, una industria casi por completo volcada en el éxito rápido y, al parecer, poco interesada en la calidad narrativa y argumental.

El capítulo dedicado a los editores resulta en ese sentido especialmente interesante, pues en él se hallan múltiples ejemplos sobre la primacía absoluta que muchos de aquéllos otorgan a la comercialidad a hora de decidir si una obra merece o no ser publicada. Sumamente ilustrativas son, por ejemplo, la viñeta de la página 70, en la que un autor le confiesa a su editor que La historia es inventada, pero los nombres son reales, para subir las ventas, o la de la página 91, donde dos editores, ante un escritor medio enfadado, medio sorprendido, comentan Es una buenísima novela negra, pero nos preguntábamos si podrías volverla sueca.

Las otras secciones del libro resultan quizá menos despiadadas, aunque en ellas se ataque con vehemencia el ego y la pedantería de la que, a veces, ¿quizás demasiadas?, hacen gala lectores, libreros y, especialmente, escritores. De hecho, son muchas las viñetas que ahondan en el estereotipo del escritor artista, esclavo de su inspiración, bloqueado no pocas veces ante la página en blanco e intolerante a cualquier crítica a su obra que tenga a bien realizarle alguno de sus allegados, agentes, editores o público.

A pesar de los diferentes temas y protagonistas abordados y de que los autores de las viñetas pertenezcan a épocas diferentes, Los libros en The New Yorker cuenta con una coherencia narrativa e incluso visual, sustentada en el blanco y negro, en escenas articuladas en torno a muy pocos personajes –dos o tres en la mayoría de las viñetas-, y, sobre todo, a ese humor cáustico, mordaz, incisivo, sutil, inteligente y con un punto cruel que caracteriza la línea editorial de la revista.

Obra, por lo demás de rabiosa actualidad, a Los libros en The New Yorker tan sólo podría achacársele que no se incluya la fecha en la que las viñetas fueron realizadas ni tampoco figure en el apartado final, donde constan los nombres de los historietistas, la fecha de nacimiento y muerte, si procede, de aquéllos. En cualquier caso, a los lectores más exigentes siempre les queda el recurso de acudir al repositorio de la revista, The Cartoon Bank, donde pueden hallarse todas las viñetas publicadas por The New Yorker hasta la fecha y acompañadas de una muy completa ficha.



11 de diciembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Museum Experience




El Investigador Cultural de esta semana os descubre Museum Experience, una muy innovadora iniciativa vinculada al mundo de los museos y de las nuevas tecnologías.

Museum Experience es una app para móviles –tanto para Android como para iOS- que ofrece a los visitantes de los espacios museísticos toda una serie de ventajas, tal y como se enumeran en su presentación:

  • Mejora la experiencia de tu visita: "Una aplicación que te permitirá sacarle todo el partido a tu visita al museo". El app permite obtener información completa y actualizada sobre la colección del museo seleccionado y los diferentes puntos de interés (como, por ejemplo, las salidas). Esta información incluye fotografías, vídeos, audios, mapas completos y agenda de los eventos del museo.
  • No te pierdas nada: "Gracias a las rutas guiadas y la tecnología de posicionamiento indoor, llegarás a cualquier punto del museo sin perderte y obtendrás una información detallada de las obras". Museum Experience utiliza el sistema del GPS para guiar al visitante dentro del museo. La aplicación dispone, además, de visitas guiadas preparadas por el propio museo.
  • Una Audioguía en tu bolsillo: "Con los contenidos siempre actualizados y a tu medida. Crea tus propios itinerarios y comparte tu experiencia a través de las redes sociales". Por otra parte, los usuarios del museo pueden personalizar los itinerarios de los museos ya sea por autores, por períodos, etc. y compartirlos con otros usuarios en las redes sociales. 

La instalación del app resulta muy sencilla. Tan sólo hay que seguir las instrucciones que aparecen en el apartado “Más información sobre MuseumExperience” (dentro de la sección Conoce la APP).



Además, Museum Experience ofrece a los museos toda una serie de servicios, como la gestión de contenidos –creación de rutas con temarios específicos por salas, para un segmento de público definido, exposiciones temporales-, información siempre actualizada y obtención de estadísticas sobre los visitantes del museo.

Para conocer más detalles sobre esta app y dónde descargarla os remitimos a:

Android  
iOS 

Como no podía ser menos dada su naturaleza, Museum Experience cuenta con perfiles en las principales redes sociales:

Twitter  


¡Feliz fin de semana cultural!



8 de diciembre de 2015

Voces de Chernóbil. Una lectura necesaria


Cubierta de Voces de Chernóbil. Edición DEBOLSILLO

El 26 de abril de 1986 explotaba el cuarto reactor de la central nuclear de Chernóbil en Ucrania, país entonces integrante de la desaparecida Unión Soviética. Aquella catástrofe medioambiental sin precedentes no sólo habría de llevarse por delante la vida de miles de personas y condenar a sufrimientos intolerables e indescriptibles a otras tantas, sino que precipitaría el desmembramiento de la URSS.

El impacto de la tragedia, comparable al lanzamiento de más de 300 bombas como la que en su día arrasó la localidad japonesa de Hiroshima, afectó especialmente a Bielorrusia, un país de apenas 10 millones de habitantes y colindante con Ucrania.

Casi una década hubo de mediar hasta que la escritora bielorrusa Svetlana Alexiévich -Premio Nobel de Literatura en 2015- publicara Voces de Chernóbil, una obra que recoge los testimonios de decenas de personas anónimas que sufrieron las consecuencias de la catástrofe, desde los llamados liquidadores –los soldados que participaron en la construcción del sarcófago, bajo el que se halla el cuarto reactor y el punto desde el cual se delimitó la Zona de Exclusión-, hasta los campesinos a los que se les obligara a abandonar sus tierras, pasando por los numerosos profesionales con cargos destacados en el régimen que se vieron en una terrible disyuntiva, tachar los rumores que llegaban de Occidente como propaganda antisoviética –política acorde con los preceptos del régimen- o bien enfrentarse a la maquinaria del sistema y perder con ello sus puestos de trabajo, cuando no condenarse al ostracismo.

Teniendo en cuenta que la acción devastadora de la radiación en Bielorrusia, con más de 500 pueblos perdidos –una cifra que se acerca a las casi 700 aldeas devastadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial-, un 20% de su población viviendo en suelo contaminado –lo que ha incrementado notablemente la tasa de mortalidad, superior ya a la de natalidad- y, por supuesto, el elevado número de víctimas mortales en los días, semanas, meses y años que siguieron a la tragedia, muchos de los que entonces callaron difícilmente pueden hoy sobreponerse al aplastante peso de la culpa.

Lectura difícil por el dolor y sufrimiento que destilan todas sus páginas, Voces de Chernóbil cuenta con una poco usual estructura narrativa, tejida a base de monólogos de diferentes personas –lo que la convierte en una obra coral-, recortes de periódicos –un excelente punto de partida que sitúa al lector en el momento de la catástrofe y las expectativas de futuro, que incluyen el inquietante porvenir del llamado sarcófago- e, incluso, una entrevista que la autora se hace a sí misma y que resulta sumamente enriquecedora, junto con el resto de las páginas que la suceden, para intentar comprender, a casi treinta años de que tuviera lugar la tragedia, lo que aquélla comportó para quienes la vivieron de cerca.

Voces de Chernóbil ofrece, de hecho, una profunda reflexión sobre la naturaleza y la forma en la que el hombre se aproxima a ella; el papel de la ciencia y la desmesurada creencia que muchos, cual devotísimos creyentes, habían depositado en aquélla antes de que se produjera la hecatombe; el significado de la propia existencia humana –interesante resulta que, tras la explosión, las iglesias se llenaran de creyentes y de, hasta poco antes, acérrimos ateos-; la corrupción de un sistema político y económico que acabaría autodestruyéndose; y, sobre todo, la imposibilidad de hallar en los libros, la ciencia o la historia nada que se pareciera a las causas y consecuencias de aquella catástrofe medioambiental, que enfrentó al hombre a un enemigo oculto y pertinaz, la radiación, tan mortífera como invisible, y que impelió a Alexiévich a redactar una de las frases más inspiradas de esta obra, Chernóbil ha ido más allá de Auschwitz y Kolimá. Más allá que el Holocausto.

Lectura, en definitiva, necesaria para los amantes de la historia, Voces de Chernóbil difícilmente dejará indiferente a ningún lector.



4 de diciembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Arkeoportal




Como cada semana, este viernes El Investigador Cultural os descubre un muy interesante proyecto, Arkeoportal, una plataforma centrada en la investigación y difusión del patrimonio arqueológico.

De muy reciente creación, Arkeoportal es una iniciativa creada por CROMA Comisarios Culturales (Croma Cultura) -una organización sin ánimo de lucro conformada por profesionales procedentes del campo de las humanidades y volcada en la difusión del patrimonio histórico y artístico- y Ánfora Grupo Arqueología y Patrimonio, empresa especializada en la investigación del patrimonio histórico. El proyecto cuenta, además, con una subvención del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Constituida como una plataforma web destinada a profesionales, investigadores y estudiantes de arqueología, Arkeoportal tiene como principal objetivo generar, mantener y distribuir contenidos  arqueológicos a través de objetos multimedia, para dar a conocer el patrimonio, incluyéndose en las redes europeas.

En el apartado Qué es Arkeoportal se pueden consultar, además, los otros objetivos del proyecto, que serían:

  • Incentivar la profesión y la investigación arqueológica, ofreciendo productos y servicios culturales de calidad, mediante el uso de las nuevas tecnologías para la creación y divulgación de los contenidos generados.
  • Estimular el empleo, en especial dentro de las pymes y de los profesionales autónomos dedicados a la arqueología, facilitando la participación del sector privado en proyectos culturales.
  • Favorecer los vínculos entre las comunidades autónomas, fomentar las relaciones internacionales, y difundir la cultura española a través del patrimonio arqueológico para potenciar el sector cultural en nuestro país.
  • Poner en valor el patrimonio arqueológico nacional con vistas a su difusión y conocimiento de los agentes intervinientes en un sector tan importante para la economía como es el turismo, que revierta económicamente en la región y la población autóctona del lugar en cuestión.
  • Consolidar el programa de promoción y difusión cultural planteado, adaptado a las necesidades de todas las personas bajo las directrices marcadas por la accesibilidad universal.
  • Optimizar los recursos generados, aumentar los contenidos y difundir el conocimiento, siendo el principal fin el de facilitar a la sociedad el acceso a la educación y a la cultura.

Para cumplimentar todos esos objetivos, el proyecto ofrece una serie de servicios estructurados en cuatro ámbitos:




Por último, si queréis saber más sobre este proyecto y sus creadores, os recomendamos que visitéis estos enlaces:


 
¡Buen fin de semana cultural!



1 de diciembre de 2015

La cata. Una exquisitez literaria y visual


Cubierta de La Cata. Editorial Nórdica. Ilustrada por Iban Barrenetxea

Escritor, dramaturgo, poeta, guionista –de historias propias y ajenas- e, incluso, presentador de televisión, Roald Dahl es, sin duda alguna, uno de los autores británicos más importantes de la pasada centuria.

De ascendencia noruega, aunque nacido y criado en Gales, Roald Dahl es hoy especialmente recordado por sus relatos infantiles, algunos de los cuales han sido adaptados a la gran pantalla, como, por ejemplo, James y el melocotón gigante -film dirigido por Henry Selick y producido por Tim Burton en 1996-, Matilda -también rodada en 1996 y dirigida y protagonizada por Danny DeVito- y, sobre todo, Charlie y la fábrica de chocolate, una joyita del Séptimo Arte dirigida hace una década por el inigualable Tim Burton, quien para la ocasión contó con su actor fetiche, Johnny Depp, y su compositor favorito, Danny Elfman.

No obstante, y a pesar de que Dahl es precisamente recordado por esos y otros títulos destinados a un público eminentemente infantil –aunque hayan logrado cautivar a lectores de muy variadas edades-, el escritor británico también dejó para la posteridad un buen número de historias concebidas para un público adulto.

Entre esas últimas obras se halla La cata, un relato corto publicado por primera vez en 1945 por la revista Ladies Homes Journal y más de un lustro después, en 1951, por la celebérrima The New Yorker.

Circunscrita en un marco espacial y temporal muy acotado –una velada en el salón de una mansión de familia londinense acomodada-, La cata narra, de la mano de uno de los invitados a la cena, una curiosa historia protagonizada por un exitoso corredor de apuestas con ínfulas artísticas y culturales y un afamado gastrónomo y sumiller, quienes, siguiendo su política de apostarse una caja de vinos en cada cena que se encarte, en esta ocasión llegan a ofrecer en premio a la hija del primero y las propiedades del segundo.

No cabe duda de que La cata es un más que notable ejemplo del excelentísimo savoir faire de su autor. De hecho, y a pesar de su brevedad y de un formato narrativo que remite a una pieza teatral, en esta obra se dan cita aquellos ingredientes que hicieron de Dahl un prosista excepcional, a saber, un estilo depurado, personajes bien definidos, diálogos brillantes, un ritmo sostenido y cautivador, un final impredecible pero en absoluto forzado y, sobre todo, grandes dosis de ese humor británico, fino e inteligente, que no conoce de barreras culturales.

                                     Booktrailer de La Cata

Aun ya publicado con anterioridad en lengua española, la editorial Nórdica Libros ha querido recuperar este texto y para ello ha recurrido, como siempre, a una muy cuidada edición, con un exquisito diseño y formato –el libro ofrece la medida y pesos ideales de usabilidad para los lectores ya totalmente seducidos por epubs y demás plataformas digitales-, encuadernación en cartoné, tipografía adecuada para cualquier lector, papel de gran gramaje –aterciopelado al tacto y lo suficientemente mate como para no deslumbrar- y, sobre todo, la inclusión de las preciosas y delicadas ilustraciones de Iban Barrenetxea, que muestran a unos personajes que, caricaturizados, aunque no en exceso, e inmersos en una atmósfera netamente británica, remiten al lector a esas series de época que la BBC tan bien sabe facturar.

Ya sea por la exquisitez de la historia narrada, el excelente e igualmente exquisito trabajo de Barrenetxea o la fantástica edición de Nórdica Libros, La cata se constituye como un perfecto regalo para bibliófilos y amantes de la cultura y el arte, toda vez que viene a demostrar que al libro en formato papel, siempre que cuente con una calidad como la presente, aún puede quedarle un largo y prometedor recorrido.



27 de noviembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...SAIT Gestió Cultural




El Investigador Cultural presta esta semana su atención a un, como siempre, muy interesante proyecto cultural, SAIT Gestió Cultural.

Con sede social en Xàtiva, esta iniciativa cultural se halla conformada por un equipo de profesionales y colaboradores procedentes de diferentes ámbitos del campo de las humanidades y la educación.

Concebida como una empresa de comunicación y difusión cultural, SAIT Gestió Cultural tiene como principal objetivo divulgar y dar a conocer el magnífico patrimonio, histórico, artístico y etnográfico que nos rodea. Para poder lograr esa meta, este proyecto cultural ofrece los siguientes servicios:

  • Comunicación Cultural. Desarrollo de diferentes estrategias de difusión cultural para instituciones tanto públicas como privadas y planificación de programas culturales, estudios de dinamización del turismo cultural, creación de guías didácticas y divulgativas de exposiciones, museos, conjuntos históricos o espacios arqueológicos.
  • Proyectos educativos. Diseño y ejecución de actividades didácticas, adaptadas a diferentes edades, para la difusión del patrimonio cultural y artístico del entorno en museos u otros espacios culturales. SAIT Gestió Cultural desarrolla, además, actividades para centros de la tercera edad y asociaciones culturales.
  • Gestión de exposiciones. Creación, coordinación y gestión de diferentes proyectos expositivos y planes museológicos, que incluyen presentaciones y visitas guiadas y elaboración de guías, catálogos específicos y diversas publicaciones y material promocional.
  • Turismo cultural. SAIT Gestió Cultural lleva a cabo visitas guiadas para organismos públicos y privados, así como para el público en general, organizando rutas “a medida” para grupos reducidos.

SAIT Gestió Cultural tiene, además, un blog y se halla muy presente en las redes sociales:

Twitter  

Animándoos, como siempre, a que consultéis los enlaces proporcionados, nos despedimos hasta el próximo viernes.



¡Feliz fin de semana cultural!



24 de noviembre de 2015

Film Symphony Orchestra


Cartel del Tour 2015

Desde los albores del Séptimo Arte, la música ha sido uno de los principales elementos de casi cualquier obra cinematográfica. En los primeros tiempos, de hecho, cuando algunos negaban con vehemencia que el cine pudiera ser considerado como arte, la música se constituyó como el principal reclamo para atraer a adeptos, escépticos e, incluso, detractores de aquella nueva expresión artística. Así, y hasta que la tecnología no permitió la sincronización entre imagen y sonido, aquellas primigenias proyecciones iban acompañadas por actuaciones en directo de músicos que, valiéndose de su virtuosismo en el dominio de diferentes instrumentos, transmitían a los espectadores toda suerte de emociones.

Más adelante, con la llegada del cine sonoro, las bandas sonoras de los films fueron adquiriendo una mayor importancia, hasta al punto de que algunos cineastas cuentan, prácticamente desde el inicio de sus carreras, con el concurso de un mismo compositor –destacan así, por ejemplo, las colaboraciones entre David Lynch y Angelo Badalamenti o las de Tim Burton y Danny Elfman.

Consciente de la suma importancia de una banda sonora, Steven Spielberg afirmó hace años que la música constituía el cincuenta por ciento de cualquier film, hecho que explicaría que el Rey Midas de Hollywood haya sabido rodearse de compositores tan afamados como John Williams, su favorito, u otros de la talla de Jerry Goldsmith.

A pesar, sin embargo, del indiscutible valor artístico de estas piezas musicales concebidas para el cine, este género musical no cuenta, en general, con el beneplácito de los entendidos y amantes de la música clásica, quienes no dudan en considerarlo como un subgénero menor.

La Film Symphony Orchestra nació en 2012 con el fin de revindicar ese importante papel de las composiciones musicales concebidas para el cine y también el de acercar la música clásica a aquel sector del público que, por falta de conocimiento, de interés y, por qué no decirlo, del desalentador peso del esnobismo de algunos de los representantes del mundo de la música clásica, desconocen la gran importancia de las orquestas sinfónicas en la interpretación de la música cinematográfica.


                                         Vídeo promocional

Fundada y dirigida por Constantino Martínez-Orts y con ochenta músicos en su haber, la Film Symphony Orchestra es, además, la única orquesta profesional que se ocupa en exclusiva de interpretar bandas sonoras.

Sin subvenciones públicas pero sí con una sólida y sabia campaña de marketing online, que incluye, por supuesto, una notable y estudiada presencia en las redes sociales, la Film Symphony Orchestra ha ido cosechando éxito tras otro desde que iniciara su andadura, llegando incluso a actuar dos veces en un año en la misma ciudad. Este ha sido el caso de Barcelona, donde este año actuaron primeramente en octubre y posteriormente el pasado 15 de noviembre, llenando por completo el aforo de L’Auditori y, como tuvimos ocasión de comprobar en esta segunda actuación, rendir a sus pies a un público totalmente entregado.

Tamaño éxito no sólo se debe al innegable virtuosismo de los músicos que componen esta banda, sino a una cuidadosa selección de piezas que incluye bandas sonoras de filmes pertenecientes a géneros variados, lo que permite acercarse a un espectro de público más amplio, aunque, en un futuro no demasiado lejano, ello podría provocar un cierto cansancio y, como todo proyecto cultural con un público no demasiado segmentado, quizá una pérdida paulatina de adeptos.

Sea como fuere, la Film Symphony Orchestra puede deparar una experiencia inigualable a cualquier amante de la música y/o el cine, por lo que no podemos dejar de recomendar que asistáis a alguna de sus actuaciones.



20 de noviembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Mexicaña


El Investigador Cultural centra esta semana su atención en Mexicaña, un gran espectáculo dedicado a México y dirigido y coreografiado por Viviana Sánchez.

Mexicaña muestra, mediante una muy original y moderna puesta en escena –con estupendas coreografías repletas de luz y color- la cultura y el folklore mexicano. Este espectáculo musical, que aúna danza moderna, clásica y folklórica, combina, de hecho, escenas de la historia de la danza mexicana junto con otras en las que se presentan atracciones acrobáticas y en las que el fuego juega un importante papel. El programa incluye, además, una selección de las danzas tradicionales más representativas de los diferentes estados de México, como Sinaloa, Veracruz, Chiapas o Oaxaca.



El espectáculo ha sido concebido y puesto en marcha por la Compañía de Danza Viviana Sánchez. Su directora, Viviana Sánchez, es oriunda de México y cuenta, desde una edad muy temprana, con una amplísima experiencia profesional en el mundo de la danza, especialmente de la danza folklórica mexicana, lo que le ha validado que fuera nombrada como Mujer Empresaria del Año por la Associació Mexicano Catalana MEXCAT en el año 2012.  

Junto a Viviana Sánchez, también forman parte de este proyecto Anarosa Ramos, asistente de dirección, y la compañía de danza Azteca Ballet México, compuesta, en su mayor parte, por artistas mexicanos que ya han trabajado, en un gran número de ocasiones, con Viviana Sánchez.

Para conocer mejor este proyecto os recomendamos que visitéis los siguientes enlaces:

Os animamos, además, a que disfrutéis de este espectáculo, que tendrá lugar el próximo 28 de noviembre en el Teatre Fortuny de Reus. Aquí os dejamos el enlace para que podáis comprar vuestras entradas. 


¡Feliz fin de semana cultural!



17 de noviembre de 2015

Black Mass. Un film sobrio e inquietante


Póster del film

Amo y señor de los bajos fondos del sur de la ciudad de Boston durante casi tres décadas, James Joseph “Whitney” Bulger Jr., más conocido como Whitney Bulger, y la banda que lideraba antes de su caída y posterior huida, The Winter Hill Gang, lograron arrinconar, en las postrimerías de la pasada centuria, a la temida mafia italiana y extender, además, sus tentáculos en otras ciudades estadounidenses.

Si Bulger pudo llegar tan lejos y forjarse, por otra parte, una sólida imagen de delincuente social, una suerte Robin Hood atento a la desgracia de los más desfavorecidos y enemigo de los poderosos, fue, sin duda alguna, por sus vínculos familiares y personales. De hecho, en pleno apogeo de su carrera delictiva, William Bulger, su hermano menor, detentaba el cargo de Presidente del Senado de Massachussets y uno de los amigos de la infancia de los hermanos Bulger, John Connolly, era entonces un agente del FBI en pleno ascenso.

La relación con este último, que proporcionaría a Bulger una total inmunidad en cuanto informador del FBI -uno de los episodios más oscuros y bochornosos a los que el gobierno estadounidense ha habido de hacer frente- fue destapada por dos periodistas del Golden Globe,  Dick Lehr y Gerard O’Neill, quienes más tarde escribirían Black Mass: The True Story of an Unholy Alliance Between the FBI and the Irish Mob, obra en la que se ha basado el cineasta Scott Cooper para narrar el ascenso y caída de un hombre sin escrúpulos que llegaría a estar incluso implicado con el IRA, a cuyos dirigentes donaría armas para luchar por la única causa que parecía conmoverle.

Articulado a base de largos flashbacks, Black Mass cuenta, sin embargo, con una estructura lineal clásica, una elección que resulta idónea para poder salpicar su metraje con profusa información, necesaria para relatar las mil y una tramas delictivas en las que se vio envuelto el capo irlandés.


Black Mass resulta, además, un film sobrio en su estética y desarrollo –que no anodino ni plúmbeo- y repleto de aciertos, entre los que destacan su excelente banda sonora –obra de Tom Holkenborg-; un metraje bien estructurado y con un ritmo sostenido y envolvente; una excelente ambientación y caracterización de personajes –fruto, sin duda, de una concienzuda documentación previa-; su apuesta por un uso moderado de la violencia y por desproveerla de esa aura de grandeza que los más afamados cineastas adscritos al género de gánsteres han impreso a las más famosas escenas de algunos de sus films; y, sobre todo y especialmente, un magnífico plantel de actores entre los que destaca un fantástico Johnny Depp.

El film de Cooper dista, no obstante, de ser excelso, pues, independientemente de todo lo que antecede, no es capaz de brindar al espectador ninguna de esas escenas magistrales que quedan por siempre impresas en la retina y que, en su momento, encumbraron a cineastas como Scorsese y Coppola, a pesar de que, paradójicamente, muchos de los mejores hallazgos cinematográficos de aquellos directores se deben a escenas de violencia extrema y sublimada.

A ello habría que añadir la desacertada elección de Dakota Johnson –al revés que el resto de los intérpretes, no ha sido en absoluto caracterizada como al personaje al que pretende dar vida- y de Benedict Cumberbatch, cuyo postizo y forzado acento norteamericano resulta poco creíble y lastra sobremanera su actuación.

En cualquier caso, Black Mass es un film cuyo visionado merece la pena, no solamente por los aciertos apuntados, sino por invitar a la reflexión sobre los valores –familia, honor e, incluso, religión- que han cimentado el papel de la mafia, italiana e irlandesa, en suelo estadounidense.



13 de noviembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Blablablamuseos




El Investigador Cultural de esta semana centra su atención en un, cómo no, muy interesante proyecto cultural centrado en la difusión de la cultura, Blablablamuseos

Creado por Casandra Carpintero Álvarez, Blablablamuseos tiene como principal objetivo el convertirse en un espacio de difusión de la cultura, el arte y la educación, llegando al público de una forma amena. Este objetivo se ve secundado, además, por el deseo de convertirse en un lugar en el que compartir y colaborar a través del blog del proyecto y de sus redes sociales:

Para conocer mejor esta iniciativa, además de los apartados El Proyecto y Perfil, os recomendamos echar un vistazo a:


  • Entre Amigos. Espacio de promoción y difusión de proyectos culturales, como, entre otros, Arca Atlas Capacidades, Mnemos o Beyond arting.
  • Hi Blog!. Lugar de formación en el que se pueden compartir conocimientos sobre patrimonio, espacios expositivos y nuevas tecnologías. La génesis de este espacio se halla en un estudio de investigación llevado a cabo entre 2011 y 2012, La trascendencia y contribución social de las nuevas tecnologías aplicadas al patrimonio y la museología.

Cabría destacar, además, que Blablablamuseos tuvo su propio expositor en Expomuseos (en las ediciones 2013 y 2014); ha participado en iniciativas como Madrid Cibeles’14, Arte y un café, Room Art Fair #3 y PAC; y colabora con Art Madrid Lab.

Animándoos, como siempre, a que consultéis los enlaces proporcionados, nos despedimos hasta el próximo viernes.


¡Feliz fin de semana cultural!



10 de noviembre de 2015

Los rostros de Victoria Bergman. Una inquietante trilogía


Portada de la edición en español. Editorial Reservoir Books

Desde que Stieg Larsson publicara su famosa trilogía, son muchos los autores de novela negra que, en los últimos años, han ocupado con sus obras buena parte del escaparate de las grandes librerías a lo largo y ancho del Viejo Continente e, incluso, más allá, especialmente tras la traslación a la gran pantalla de la primera parte de aquella obra, Los hombres que no amaban a las mujeres. Sin embargo, ninguna otra trilogía adscrita al género negro había obtenido, hasta ahora, un éxito tan rotundo en ventas como el que hace más de una década convirtiera a Millennium en todo un fenómeno editorial.

Así, desde que, en un plazo de tiempo relativamente corto, se sucedieran las publicaciones de Persona, Trauma y Catarsis –los tres títulos que componen la trilogía de Los rostros de Victoria Bergman-, su historia ha atrapado a millones lectores de todo el mundo, llegando incluso a captar la atención de las productoras hollywoodienses, siempre ávidas de nuevos argumentos, lo que ha propiciado que sus derechos ya se hayan adquirido para rodar en breve una serie televisiva.

                                            Booktrailer 

Persona, primera incursión en la novela de sus autores, Håkan Axlander Sundquist –ingeniero de sonido y músico- y Jerker Eriksson –bibliotecario de prisión después de haber desempeñado oficios varios--, se gestó a raíz la profunda crisis que ambos atravesaron prácticamente a la vez y que dio pie a que iniciaran una exitosa carrera literaria bajo el pseudónimo de Erik Axl Sund.

Tanto aquella primera obra como las dos entregas que habrían de sucederla siguen la pista a un muy complejo personaje, Victoria Bergman, superviviente de una infancia marcada por la violencia extrema, los abusos sexuales y el incesto, que, ya en edad adulta, desarrollará un trastorno de la personalidad que la llevará a adoptar diferentes personalidades y a verse inmersa en una complicada trama de asesinatos de niños indocumentados y procedentes de otros países.

A pesar de la dureza extrema con la que se describen los más bárbaros actos que un ser humano puede acometer, la trilogía de Erik Axl Sund, con su ritmo ágil y sus numerosos y asombrosos giros argumentales, atrapa al lector desde sus primeras hasta sus últimas páginas. Sin embargo, y al igual que Larsson hiciera con su famosa trilogía, en Los rostros de Victoria Bergman pesa tanto el inquietante, sórdido e, incluso, angustiante, hilo argumental como el marco temporal y espacial en el que se circunscribe, que propicia que se puedan abordar temas como el de las redes internacionales de pederastia, la crítica descarnada a la actual sociedad sueca –cada vez más alejada, al parecer, de los principios que generaron su envidiado estado de bienestar-, o la turbiedad que puede envolver las intenciones de algunas de las muchas ONGs que operan en África.

Los rostros de Victoria Bergman resulta especialmente interesante, además, por el retrato psicológico que se hace de su principal protagonista y de todos aquellos que, en algún momento, jugaron un importante papel en su vida, lo que da pie a interesantes reflexiones sobre el origen y las consecuencias de la violencia -¿se convierten siempre en verdugos las víctimas?, ¿existe la redención?- o escenas tan logradas como la que describe los celos de una niña víctima de maltratos y violaciones por parte de su progenitor cuando éste muestra interés por la menor africana que trabaja en la casa familiar en calidad de sirvienta.

Obra, en definitiva, envolvente, Los rostros de Victoria Bergman también depara al lector momentos trepidantes, aunque ni la acción, ni siquiera los asesinatos presentados en las tres novelas y en los que se apoya la trama central de la historia, tengan tanto peso como la disección de Victoria Bergman, un personaje atípico y complejo.



6 de noviembre de 2015

El Investigador Cultural propone hoy a...Patrimonio Industrial Arquitectónico





El Investigador Cultural centra esta semana su atención en Patrimonio Industrial Arquitectónico, una iniciativa cultural constituida como un blog y gestionada por la arquitecta Diana Sánchez Mustieles.

Patrimonio Industrial Arquitectónico nace de la necesidad de su autora por crear un espacio para la difusión y reivindicación de ese patrimonio. En pos de ese objetivo, este blog proporciona, entre otras cosas, información sobre concursos de arquitectura y fotografía que persiguen promocionar y también rehabilitar obras de ese patrimonio industrial.

El blog de Diana Sánchez Mustieles se estructura, además, en diferentes “Temas”, a los que se puede acceder a través del menú que se halla a la izquierda de la pantalla.



Si bien todos esos temas revisten un especial interés para todos los amantes del arte y la cultura, prestamos aquí especial atención a los cuatro últimos apartados:

  • El porqué de cada etiqueta. La información del blog se clasifica a partir de diferentes etiquetas. En este apartado, su autora explica qué información contiene cada uno de esos tags.
  • Colaboraciones, comentarios y críticas. Espacio abierto que permite la interactuación entre los lectores del blog, que pueden realizar comentarios, críticas, colaboraciones e, incluso, aportar noticias de interés sobre el patrimonio industrial.
  • Enlaces de interés sobre Patrimonio Industrial. Como su nombre indica, esta sección recoge las direcciones web de asociaciones y fundaciones y enlaces varios relacionados con la temática de esta iniciativa cultural. Todas esas direcciones se hallan clasificadas en diferentes apartados, como Promoción del Patrimonio Industrial, Turismo Industrial, Proyectos sobre protección y valorización de patrimonio industrial, inventarios, revistas sobre patrimonio industrial y patrimonio preindustrial.  

La tarea de difusión de esta iniciativa cultural no acaba en el blog, sino que continúa en las redes sociales:

Twitter  
Como siempre, os recomendamos que visitéis los enlaces proporcionados.


¡Feliz fin de semana CULTURAL!



3 de noviembre de 2015

Museo Astrup Fearnley. Una visita imprescindible


Entrada al Museo

En un país donde la cultura tiene un importante peso y las ayudas públicas encaminadas en su defensa y promoción no son ni siquiera cuestionadas, el Museo Astrup Fearnley resulta ser una rara avis, al contar, para su financiación, con fuentes privadas gestionadas por una junta de filántropos interesados en el mundo del arte contemporáneo.

Fundado en 1993, este espacio museístico se gestó, de hecho, a partir del fondo reunido durante años por Astrup Fearnley, un empresario noruego perteneciente a una conocida familia de magnates navieros.

Aquella importantísima colección que, con el devenir de los años, ha ido nutriéndose con nuevas adquisiciones, ha acabado convirtiéndose en el fondo de arte contemporáneo más importante del país nórdico y en uno de los más destacados del Viejo Continente.

Hace menos de un lustro, en 2012, el museo cambió su ubicación original y su fondo pasó a estar albergado por un impresionante edificio de más de 7000 metros cuadrados y obra del reputado arquitecto italiano Renzo Piano, diseñador de edificios tan emblemáticos como el parisino Centre Georges Pompidou, el Shard londinense o el futuro Centro Botín, radicado en Santander.



Más allá de su atractivo contenido –dividido entre su colección permanente y sus espectaculares exposiciones temporales, dedicadas tanto a artistas contemporáneos noruegos como internacionales-, el Museo Astrup Fearnley recibe cada año miles de visitas gracias, precisamente, a la obra Renzo Piano.

En todo ello influye sobremanera que el arquitecto italiano haya optado por seguir el ejemplo de los muchos nuevos conjuntos arquitectónicos de la capital noruega, de reciente o futura construcción, cuya concepción se ha adaptado perfectamente a su entorno más inmediato y entre los que destacaría, sin duda alguna, el imponente edificio que hoy alberga a la Ópera. Así, para diseñar el Museo Astrup Fearnley, Renzo Piano también se ha inspirado en la naturaleza, y, especialmente, en las embarcaciones que, desde hace siglos, los noruegos –un pueblo eminentemente marinero- han empleado, con pericia y maestría, para surcar los mares.

Terraza

Construido en madera y coronado por un espectacular techo de cristal curvado, el edificio de Renzo Piano se halla dividido en dos mitades por el agua y dispone de unas enormes columnas de acero que, aparejadas mediante cables, evocan poderosamente la forma de un velero.

Y, por si todos esos atractivos no fueran suficientes para el visitante no demasiado interesado y/o versado en el arte contemporáneo, el Museo Astrup Fearnley cuenta con una cafetería que ofrece unas espléndidas vistas al mar, una tienda -surtida con toda suerte de los habituales suvenires museísticos y una interesante selección de títulos dedicados al arte contemporáneo-, una pequeña playa privada y un parque en el que abundan esculturas facturadas por diferentes artistas, tanto noruegos como internacionales.

Vistas desde el Fiordo de Oslo Foto de GhirlandajoCC BY-SA 4.0. Fuente Wikipedia

El Museo Astrup Fearnley se halla ubicado, por otra parte, en el vibrante barrio de Tjuvholmen, cercano al puerto y de visita obligada, al haberse convertido en los últimos años en una de las zonas de moda de la ciudad, repleta de numerosos restaurantes, galerías de arte y apartamentos de diseño.



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