29 de abril de 2014

Manazuru. Una historia de amor. Una obra sutil y envolvente



A pesar de haber transcurrido más de una década desde que su esposo la abandonara, de improviso y sin mediar ningún tipo de explicación, Kei sigue sumida en el dolor de la pérdida y sin haber podido desprenderse del recuerdo del padre de su única hija. El hallazgo fortuito de un diario, que aquél guardaba con un cierto celo, cambiará por completo su vida, conduciéndola a Manazuru, una pequeña localidad costera no demasiado distante de su lugar de residencia, Tokio.

Una vez allí, Kei sentirá más cerca que nunca la presencia de unos seres de cuya existencia siempre ha dudado, por lo que le resultará sumamente difícil distinguir si sus recuerdos son reales o, por el contrario, están fuertemente impregnados por su propia imaginación o, incluso, locura.

Semejante planteamiento argumental bien pudiera despertar los recelos de más de un lector. De hecho, la última obra de Hiromi Kawakami parece reunir, a simple vista, elementos de la más tradicional novela policíaca y de la narrativa de terror facturada en el siglo XX. Manazuru. Una historia de amor se constituye, no obstante, como un emotivo, casi poético, viaje interior que, muy sabiamente sazonado con los elementos justos de misterio y fantasía, atrapa al lector desde la primera hasta la última de sus páginas.

En ese logro también pesa sobremanera el uso de una prosa depurada que, desprovista por completo de ampulosidades, se articula con un ritmo relajado, sostenido y absolutamente envolvente, lo que convierte esta obra en una exquisitez apta para ser degustada por los paladares más exigentes.

A todo ello habría que añadir la maestría de la autora nipona a la hora de describir, a través de múltiples detalles y matices, vívidos escenarios y unos personajes sumamente complejos y hermanados por su profunda soledad, a pesar de que algunos de ellos no sean más que una presencia sólo visible para la principal protagonista de la historia.

El retrato de esos últimos personajes, los espíritus, resulta, además, especialmente interesante, pues poco tienen que ver, sin embargo, con aquellos fantasmas popularizados por la literatura decimonónica que el Séptimo Arte, especialmente en las últimas décadas, ha rescatado y redimensionado, con mayor o menor fortuna, en filmes concebidos casi en exclusiva para causar terror entre los espectadores, amén de hacer caja.

Por otra parte, y a pesar de su remota semblanza con el que quizá sea el mayor distintivo del realismo mágico –el costumbrismo que rodea las relaciones entre vivos y muertos-, la creación de ese universo paralelo en la presente obra parece responder al exclusivo deseo de envolver la trama en un halo onírico y mágico y difuminar así los límites entre realidad y ficción, impeliendo al lector a más de una sosegada reflexión, cuando no a una atenta y gozosa relectura.

Cabría señalar finalmente que, al contrario de otras novelas llegadas desde el país del Sol Naciente, Manazuru. Una historia de amor no resulta en absoluto hermética ni tampoco deja ese poso de extrañeza provocado por las obras de otros autores nipones ya consagrados –nos remitimos, por ejemplo, a la trilogía de 1Q84 firmada por Murakami-, sino que, al versar sobre temas tan atemporales como universales –la soledad, la imposibilidad de sobreponerse a la pérdida de un ser querido o el sentimiento de culpa-, trasciende fronteras y cuenta con los requisitos suficientes como para soportar bien el paso del tiempo.


25 de abril de 2014

El Investigador Cultural propone hoy a...CASACANO




Tras una semana de descanso, El Investigador Cultural regresa para presentar otro nuevo e interesante proyecto, CASACANO, una iniciativa gestada y desarrollada en el bonito barrio de Quinta de Camacho en Bogotá, Colombia.

Constituida como galería y espacio cultural y artístico, CASACANO inició sus actividades a finales del pasado año, siendo sus principales objetivos los de difundir el trabajo de artistas –profesionales o estudiantes colombianos y/o extranjeros- y promover el arte en algunas de sus más conocidas manifestaciones, como el cine, la literatura, la música o las artes escénicas.

A pesar de su corta trayectoria, CASACANO ya ha llevado a cabo exposiciones tan interesantes y relevantes como:

  • Tótem y el Tabú de Rafael Venegas. Dedicada al artista colombiano que da nombre a la muestra.
  • Pueblo. Exposición compuesta por 56 fotografías de Fernando Cano Busquets que, en blanco y negro, muestran la vida campesina en la Colombia de los años 60.
  • El arte es para mirar el mundo. Exposición dedicada al artista Gustavo Vejarano.
  • La última exposición, ahora mismo en curso, responde al nombre de Colectiva de jóvenes mujeres artistas y es el resultado de la convocatoria pública realizada por CASACANO para mostrar el trabajo de mujeres artistas colombianas. De los 75 proyectos recibidos, se escogieron 14 que –incluyendo, entre otros, muestras de vídeo, dibujos o fotografías- se pueden contemplar desde el pasado 5 de abril hasta el próximo 30 de ese mismo mes.
Fuente: CASACANO

Como no podía ser menos, CASACANO cuenta con perfiles en las principales redes sociales:
Animándoos como siempre a que echéis un vistazo a los enlaces proporcionados, os deseamos un muy feliz fin de semana cultural y artístico.


22 de abril de 2014

Un breve recorrido por la literatura erótica

Emocionadas ya ante la idea de perdernos entre las numerosas paradas de libros que mañana ocuparán las principales calles de Barcelona, no hemos podido resistirnos a la tentación de aportar un pequeño, pequeñísimo, granito de arena al gran día de los bibliófilos, la jornada que la UNESCO declarara en 1996 como el Día Internacional del Libro y que en Cataluña coincide, además, con su patrono y con la celebración de una tradición netamente literaria.

Como cualquier industria, también la editorial se rige por la ley de la oferta y la demanda, lo que ha incidido no poco en que ciertos géneros se impongan sobre otros en los estantes de librerías y grandes superficies comerciales. Desde hace unos años, los títulos más vendidos se inscriben en un género tan antiguo como la propia historia de las Letras, el de la literatura erótica.

Puesto que no hay nada nuevo bajo el sol –ni siquiera la vívida descripción de escenas y pasajes que a más de un iluso lector pudieran parecer osados o innovadores-, hemos querido llevar a cabo un breve recorrido por los títulos más curiosos y conocidos del género, desde los albores de nuestra historia escrita hasta la más rabiosa actualidad.

¡Esperamos que os guste! 


15 de abril de 2014

El Gran Hotel Budapest. Una excepcional obra cinematográfica



Precedido por uno de los tráileres más originales facturados en años, el reciente estreno de El Gran Hotel Budapest había generado no poca expectación por estos lares, especialmente entre aquellos cinéfilos que, desde hace años, siguen con celo la carrera de un director tan poco convencional como el estadounidense Wes Anderson.

Lejos de defraudar a los que tan largamente han esperado poder visionarla, El Gran Hotel Budapest se ha revelado como una obra cinematográfica excepcional en la que los desaciertos, de haberlos, se diluyen por completo ante el abrumador peso de unos ingredientes excelsos, sabiamente combinados y en sus justas dosis.

Ambientado en Ruritania –estado ficticio surgido de la mente del escritor y dramaturgo británico Anthony Hope y posteriormente empleado por creadores varios-, el último film de Anderson relata la historia de un dedicado conserje de hotel al que una herencia –un cuadro de incalculable valor- le llevará a prisión tras haber sido acusado del asesinato de su benefactora.

A pesar de que semejante argumento bien pudiera suscitar más de un recelo entre los cinéfilos que no conozcan el trabajo de Anderson, la impactante fuerza visual del film, constatable desde el mismo inicio del metraje, despeja cualquier duda para, a continuación, sumergir al espectador en una historia envolvente, articulada con un ritmo trepidante y sostenido y sazonada con algunos elementos de la era del cine silente, como la caricaturesca caracterización de los personajes y, especialmente, un tono hiperbólico y guiñolesco que, aun distorsionando hechos históricos y recurriendo a escenarios ficticios, remite, en un desarrollo temporal que alcanza varias décadas, al plurilingüe y multicultural Imperio Austrohúngaro, al convulso período de entreguerras o al advenimiento nazi.

Esa excelente puesta en escena se ve secundada, además, por una magnífica fotografía y un notable uso de los colores, luminosos pasteles para la década de los treinta, apagados y con un toque sepia en los años sesenta, y blanco y negro, en un momento breve y crucial en el desarrollo de la historia, para anticipar el horror al que se vería abocado nuevamente el continente europeo tras una época de paz de poco más de dos décadas.


A todo ello habría que añadir un reparto absolutamente estelar -en el que, por la enjundia de sus personajes, destacan especialmente Ralph Fiennes y Tony Revolori- y un importantísimo peso de la banda sonora, sublime en algunos momentos clave, como en la escena del convento –cuando las notas musicales se funden con los cánticos del coro- o la de la huída de la prisión –en la que el sonido de los martillos queda por completo integrado en la música.

No obstante, y a pesar de todo lo que antecede, es en la propia esencia del film donde se halla su mayor atractivo. No en vano, El Gran Hotel Budapest se basa, muy libremente, en algunos textos del gran Stefan Zweig, autor de El Mundo de Ayer. Memorias de un europeo, obra clave y fundamental para entender el período de entreguerras europeo y cuyo espíritu sabe captar a la perfección el tejano Wes Anderson, especialmente en la conversación que pone punto final al film y que alude a esa nostalgia por una Europa que dejó de existir en 1919, año en el que se produjo el desmembramiento del estado que para el autor vienés mejor simbolizaba el espíritu europeo, el Imperio Austrohúngaro.

El Gran Hotel Budapest es, en definitiva, un film imprescindible para cinéfilos y amantes de la historia y que, como toda obra cinematográfica, hay que visionar hasta el final, especialmente porque el pase de los títulos de crédito depara una pequeña sorpresa.


11 de abril de 2014

El Investigador Cultural propone hoy a...Más Libros Libres





El Investigador Cultural presta este viernes su atención a Más Libros Libres, una muy loable iniciativa malagueña concebida para la promoción y el fomento de la lectura.

Constituida como asociación cultural, Más Libros Libres dispone de un espacio físico, definido como una librería comunitaria y social que promociona la lectura y la cultura colaborativa y en el que, por ende, la cultura se convierte en un bien accesible para todo el que quiera gozar de ella, ya que en ese punto de encuentro no se venden ni libros, ni discos ni películas, sino que, por el contrario, se regalan, sin que los organizadores de esta iniciativa reciban nada a cambio.

Más Libros Libres se sustenta gracias a las donaciones económicas de particulares y diversas entidades y nutre su fondo con los bienes culturales que éstos tienen a bien donarles. La asociación cultural malagueña ofrece, además, la posibilidad de convertirse en voluntario –sin que ello implique forzosamente acudir a la librería- o hacerse socio.

Esta interesante iniciativa cultural lleva a cabo, por otra parte, talleres y actividades relacionados con el fin perseguido. Para el diseño y ejecución de estas “Actividades”, Más Libros Libres cuenta con el apoyo de instituciones y escritores, con los que también colabora.

Entre los diferentes apartados de la página web de esta asociación, destacamos los siguientes por su especial interés:
Como todo buen proyecto de promoción cultural, Más Libros Libres cuenta con una destacada presencia en las redes sociales:
Animándoos como siempre a que echéis un vistazo a los enlaces proporcionados, os deseamos un muy feliz fin de semana lector.


El Investigador Cultural regresará pasada la Semana Santa.


8 de abril de 2014

Los surcos del azar. Un sentido tributo histórico


Portada Surcos del Azar. Editorial Astiberri

Poco antes de las diez de la noche del día 24 de agosto de 1944, los tanques de los Aliados entraban en París y daban inicio a la liberación de la ciudad. Como muestran diversos documentos gráficos tomados durante ese hito histórico, la casi totalidad de aquellos carros de combate lucían nombres de ciudades españolas. Un hecho éste en absoluto extraño, pues aquel primer destacamento aliado estaba constituido por La Nueve, una compañía que, aun formando parte de la División Leclerc, estaba compuesta casi íntegramente por republicanos españoles exiliados.

A pesar de su destacadísimo papel en la toma de París, La Nueve se ha visto largamente opacada por la historiografía gala –poco dada a reconocer la enorme presencia extranjera, especialmente española, en las filas de la llamada Resistencia Francesa- e ignorada por los historiadores españoles hasta la caída del largo régimen franquista.

Con el fin de rendir un muy personal tributo a todos aquellos exiliados que soñaron con liberar al Viejo Continente de las garras del fascismo, Paco Roca se embarcó hace unos años en la creación de la que muy posiblemente sea su mejor obra hasta la fecha, Los surcos del azar.

Enmarcada durante la Segunda Guerra Mundial y con la contienda fratricida española de trasfondo, la última novela gráfica del aclamado historietista valenciano se inicia con un episodio histórico acaecido en el puerto de Alicante el 28 de marzo de 1939, cuando el buque carbonero de bandera británica Stanbrook llevó a cabo, a cuatro días del final de la Guerra Civil Española, la evacuación de más de dos mil quinientos republicanos.

A lo largo de toda su obra, Roca sigue los pasos de muchos de aquellos refugiados que, tras llegar a Argelia –entonces colonia francesa- fueron conducidos a un campo de trabajo en pleno desierto del Sáhara, para, más tarde, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, convertirse en mano de obra forzosa.

Articulada a base de numerosos flashbacks y coprotagonizada por su propio autor, Los surcos del azar contiene numerosos pasajes que evocan poderosamente el formato del documental cinematográfico, lo que redunda, aún más si cabe, en el gran verismo que exhala toda la obra, resultado, sin duda, de un intenso trabajo previo de documentación histórica. De hecho, no sería en absoluto osado indicar que Los surcos del azar se constituye como un notable aporte a la microhistoria, esa tendencia historiográfica que, partiendo de fuentes poco tradicionales, como los testimonios de personajes anónimos o incluso ficticios –sería el caso de Miguel Ruiz, el hilo conductor de la presente obra-, aborda y analiza diferentes hechos históricos.

Con su excelente ritmo narrativo y una magnífica composición de viñetas divididas en dos tonalidades de colores –gama de oscuros y grisáceos para las escenas que trascurren en el pasado, y blanco y negro, con cierto toque a sepia, para las enmarcadas en el presente-, Los surcos del azar confirma que Roca no es sólo un dibujante virtuoso, sino uno de los mejores narradores de novela gráfica actuales. A lo que habría que añadir su talante poético, presente en todas sus obras y especialmente en ésta, con momentos tan emotivos y contenidos como el que describe la huída a Francia del gran Antonio Machado, autor del precioso verso ¿Para qué llamar caminos a los surcos del azar?, perteneciente a sus Proverbios y cantares y fuente de inspiración para el título de esta novela gráfica.

Los surcos del azar es, en definitiva, una obra de más que recomendable lectura en un país como España, tan desmemoriado y tan dado a expulsar a sus ciudadanos, ya sea por motivos políticos y/o económicos.


4 de abril de 2014

El Investigador Cultural propone hoy a...Laberintos del arte

El Investigador Cultural de esta semana viaja a Madrid para presentar otra nueva e interesante iniciativa cultural, Laberintos del Arte.

Constituida como empresa cultural, Laberintos del Arte tiene como principal objetivo la difusión y fomento del patrimonio histórico, cultural y artístico de Madrid mediante el diseño y ejecución de diferentes recorridos por la ciudad y por algunos de sus principales museos.

Los itinerarios por la ciudad están pensados para descubrir, a propios y extraños, diferentes lugares y rincones de la capital madrileña y, hasta la fecha, se dividen en tres recorridos:
  • El Madrid de Carlos III 
  • El Paseo del Prado: lugar de ciencia y saber en el siglo XVIII 
  • Introducción a la Mitología por las calles de Madrid 
Los itinerarios ideados para espacios museísticos tienen lugar en el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza y otros centros que albergan exposiciones temporales y su máximo cometido es el de adentrar a sus participantes en el fascinante mundo del arte. Hasta la fecha, estos recorridos se han articulado en función de diferentes temáticas artísticas:
  • Introducción a la Historia del Arte y las colecciones del Museo del Prado: de la Grecia clásica a las Meninas
  • El Greco: de Creta al Museo del Prado
  • Darío de Regoyos (1857-1913) en el Museo Thyssen-Bornemisza 
  • Picasso en el taller. Fundación Mapfre Cultura 
Además de los itinerarios mencionados, Laberintos de arte realiza diferentes promociones y un sorteo mensual cuyo premio consiste en un recorrido gratuito por la ciudad. Para más información, os recomendamos que visitéis el apartado de “Promociones y sorteos”, así como el de los precios y los horarios de los recorridos.  

Como buena iniciativa cultural nacida en la era de la Web 2.0, Laberintos de arte no prescinde del uso de un blog propio ni de los necesarios perfiles en las principales redes sociales:
Como siempre, os animamos a que echéis un vistazo a los enlaces proporcionados y os deseamos un feliz, cultural y artístico fin de semana.


2 de abril de 2014

Hoy entrevistamos a… Enric Riu

Para nuestra segunda entrevista cultural hemos tenido el honor de contar con el compositor Enric Riu, creador concienciado e inquieto y artífice, junto con Magda Polo, de la ópera de cámara El Túnel de Balka, objeto de atención de El Investigador Cultural en uno de nuestros últimos posts.

¡Esperamos que os guste!




1 de abril de 2014

La ratonera. Un inquietante thriller… teatral


Fuente y autor: Teatre Apolo

Recientemente reconocida como la mejor escritora británica de novela negra, Agatha Christie fue, a diferencia de otros muchos autores hoy consagrados, profeta en su tierra y en su época, cosechando en vida un éxito continuado que dio pie a que su voluminosa obra se tradujera a numerosos idiomas y se trasladara a diversos formatos, como el cine, la televisión y el teatro y, más recientemente, el cómic, los videojuegos e, incluso, los dibujos animados.

Si bien entre esas adaptaciones se cuentan obras de inestimable valor artístico –baste citar, por ejemplo, films como Testigo de cargo (Willy Wilder) o Asesinato en el Orient Express (Sidney Lumet)-, ninguna ha conseguido un éxito tan apabullante como el de La Ratonera, una pieza teatral que lleva más de seis décadas representándose ininterrumpidamente en el West End londinense.

Escrita y estrenada en 1952, La Ratonera no se contaba entre las obras preferidas de su autora, pero su inmediato éxito en los escenarios londinenses la convirtió en todo un clásico teatral que muy rápidamente traspasó fronteras y empezó a representarse en otros países.

Estrenada en Madrid por primera vez en 1954, La Ratonera nunca, hasta ahora, había sido representada en la Ciudad Condal. Afortunadamente, y tras larga espera para los incondicionales de la autora británica, hace escasas semanas, la exitosa obra teatral iniciaba su andadura barcelonesa en el Teatre Apolo.

Ambientada en los años cuarenta del pasado siglo, poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, La Ratonera narra la historia de ocho personajes atrapados, durante un temporal de nieve, en un pequeño y recién estrenado hotel. La sorpresiva llegada de uno de ellos, un policía que cree estar convencido de que entre los huéspedes se hallan un asesino y su víctima, sumirá a los protagonistas en un malsano ambiente de sospechas, desconfianza y miedo.

Rodada en dos actos, con dos únicas escenas y un solo escenario, esta adaptación de La Ratonera cuenta una acertadísima iluminación, un comedido uso de la música –una partitura especialmente inquietante-, una excelente escenografía y diseño de vestuario, un plantel de actores absolutamente brillantes en sus respectivos papeles y, por supuesto, el magnífico savoir faire de un director escénico de la talla de Víctor Conde, artífice de otras exitosas adaptaciones teatrales, como, por ejemplo, Los Miserables.

La sabia combinación de esos excelsos ingredientes consigue no sólo retrotraer en el tiempo al espectador, sino captar a la perfección la esencia de la novelas de Agatha Christie, aquellas elaboradas tramas que, construidas cual complicados puzles de múltiples piezas y perfecto encaje, atrapaban -¡y atrapan!- al lector desde la primera a las últimas páginas, en las que, invariablemente, se revelaban los móviles e identidad del asesino.

A pesar de que el teatro no parece ser, de entrada, el mejor formato para escenificar una novela negra, La Ratonera es, indiscutiblemente, un intenso, inquietante e inteligente thriller que difícilmente dejará impasible a ningún espectador, especialmente aquellos que crecieron devorando las ediciones en rústica de la Editorial Molino, que, en su momento, publicó en castellano la casi totalidad de las más de ochenta obras escritas por la autora británica.

Como último apunte cabría señalar la original ambientación que el Teatre Apolo ha ideado en su hall y que incluye la disposición de algunos originales elementos como una antigua máquina de escribir, un famoso retrato de Agatha Christie, el cártel con el elenco original de La Ratonera o una ficha técnica con formato de diario.


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