31 de diciembre de 2013

El año de El investigador cultural

El pasado 14 de marzo iniciábamos El investigador cultural, una nueva sección que se ha revelado como una de las más seguidas por nuestros lectores.

Desde esa fecha, y cada viernes, hemos dedicado un post a una interesante y necesaria iniciativa cultural y/o artística. En el último día del año, queremos recordar a todas las entidades, iniciativas y propuestas culturales que han sido objeto de nuestra atención.

Deseándonos un Feliz Año Nuevo, nos despedimos hasta el próximo día 7 de enero.


24 de diciembre de 2013

El hobbit. La desolación de Smaug. En la buena senda



Larga ha sido la espera para los que, a pesar de los reparos iniciales –suscitados por el anuncio de que la primera obra en prosa de J.R.R. Tolkien iba a ser troceada en tres partes para su adaptación cinematográfica-, cayeron rendidos ante El hobbit. Un viaje inesperado, un film que no sólo captaba el tono del texto original, sino que introducía algunos de los elementos que harían de El señor de los anillos una de las obras literarias más valoradas de todos los tiempos.

El hobbit. La desolación de Smaug comparte con su predecesora muchos de sus más logrados aciertos, como un ritmo trepidante y sostenido a lo largo de todo el metraje, un reparto de lujo –con nuevas incorporaciones y las magníficas interpretaciones de Ian McKellen, Richard Armitage y, sobre todo, Martin Freeman-, una acertada banda sonora –firmada nuevamente por Howard Shore-, una excelentísima factura técnica –que regala al espectador la visión de paisajes y decorados de ensueño y la recreación de los más variados y terribles personajes surgidos de la pluma de Tolkien- y, por supuesto, grandes dosis de humor y guiños varios, como el cameo del propio Peter Jackson o la divertida alusión a Gimli por parte de Légolas, lo que, por cierto, remite al argumento de El señor de los anillos. La comunidad del anillo.


El mayor atractivo de El hobbit. La desolación de Samug reside, no obstante, en la apuesta de Jackson por vincular, aún más, el tono y la trama de esta segunda entrega de El hobbit con la obra posterior de Tolkien y, por ende, con su propia trilogía fílmica de El señor de los anillos, lo que convierte al presente film en una obra más seria y aún más épica que su predecesora.

De hecho, son los pasajes más oscuros –y no las escenas de acción que trufan casi todo el metraje- los momentos más impactantes del film. Baste citar, por ejemplo, el encuentro de Gandalf con la figura del Nigromante –a quien pone voz Benedict Cumberbatch- o el momento en el que, tras encarnizada lucha contra las enormes arañas que pueblan el Bosque Negro, Bilbo golpea hasta matar al gigantesco bicho que amenaza con hacer desaparecer bajo sus fauces el maléfico anillo bajo cuyo poder ya ha empezado a sucumbir, de forma irremisible, el tío de Frodo.

Sin embargo, El hobbit. La desolación de Smaug no está exenta de los elementos que lastraban el resultado final de su antecesora, como una cierta sensación de déjà vu y algunas licencias creativas que en esta segunda parte, y para disgusto de muchos de los incondicionales de la obra de Tolkien, se han extremado hasta el punto de haberse cambiado casi por completo algunos de los hechos más importantes descritos en el relato original, amén de la introducción de personajes inventados por Jackson y sus guionistas.

Esas licencias creativas, sin embargo, no han resultado en absoluto desacertadas en dos de las escenas más logradas del film, la huída por el río de los enanos escondidos en barriles y, sobre todo, el primer encuentro entre Bilbo y Smaug, que en la obra original se produce en la distancia y en la presente adaptación, cual un guiño a la famosa serie protagonizada por Freeman y Cumberbatch, se materializa vía careo en un intenso momento tan sólo mermado por el excesivo uso de efectos sonoros, innecesarios para una voz, la de Benedict Cumberbatch, que no requiere de ningún aderezo acústico.

En cualquier caso, El hobbit. La desolación de Smaug sigue la buena senda marcada por su predecesora el pasado año, por lo que la espera de la tercera y última entrega se antoja sumamente larga.

Y hasta aquí la reseña. Regresamos el día 31 con la última noticia del año.

¡Os deseamos una muy Feliz Navidad!


20 de diciembre de 2013

El Investigador Cultural propone hoy a...Club 1001 Lectores




El Investigador Cultural de este viernes lo dedicamos a un muy interesante proyecto, el Club 1001 Lectores, el club de lectura de La Esfera Cultural.

Teniendo como máximo objetivo el convertirse en un lugar de encuentro virtual para lectores y amantes de la literatura, el Club 1001 Lectores contribuye a la promoción del tan necesario hábito lector. 

Las ventajas de formar parte de este proyecto en pro de la lectura son, por otra parte, sumamente atractivas para los usuarios y, tal y como se enumeran en su apartado "¿Por qué?", serían las siguientes:
  1. Leerás autores y libros a los que nunca te hubieras acercado. 
  2. Te aseguras lecturas interesantes. 
  3. Aprenderás a leer mejor. 
  4. Motivación
  5. No harás una sola lectura del mismo libro. 
  6. Nuevos contactos. 
  7. Otros beneficios: descuentos en libros, participar en sorteos,...
Para poder participar en el Club 1001 Lectores, lo primero que hay que hacer es darse de alta y seguir las reglas de uso descritas en el apartado "Sobre el Club". Una vez convertido en socio, el usuario podrá participar en la votación de las 10 obras propuestas por el comité –cada inicio de mes se sugieren un máximo de 10 títulos-, además de debatir, comentar y proponer otros libros. Con un excelente criterio, el Club 1001 Lectores aboga principalmente por aquellas obras que no sean ni mediáticas –los consabidos bestsellers- ni conocidas.

Los títulos de los libros que, hasta la fecha, han sido escogidos y valorados por los miembros del club pueden consultarse en la sección "Veredictos libros". En la parte superior izquierda de la pantalla aparece la imagen del último libro comentado y, pulsando en la portada del mismo, el usuario podrá acceder a los comentarios y, si lo desea, contribuir con su opinión. En la parte superior derecha, por otra parte, aparece la portada del libro que el club está leyendo en ese momento e, igualmente, el usuario, tras clicar la imagen, podrá contribuir en el foro con sus aportaciones.

Como no podía ser menos siendo un proyecto netamente digital, el Club 1001 Lectores cuenta con perfiles en las principales redes sociales:


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Animándoos como siempre a visitar los enlaces propuestos, os deseamos un buen fin de semana cultural.


17 de diciembre de 2013

Un 2014 cargado de propuestas culturales

Con un 2013 prácticamente finiquitado, no hemos podido resistirnos a indagar sobre qué nos deparará el año que viene en cuanto a propuestas culturales.

Tras intensa búsqueda, he aquí nuestra selección de los films, novelas y cómics que nos han parecido más interesantes y cuya llegada esperamos expectantes.

13 de diciembre de 2013

El Investigador Cultural propone hoy a...Arte Open Views




El Investigador Cultural de esta semana lo dedicamos a Arte Open Views, un proyecto artístico y cultural organizado por Barbara Bacconi –historiadora, curator y crítica de arte- y Federico Zanetti –web designer, CMO y profesional del marketing.

La principal finalidad de Arte Open Views es la de promover la creación artística en diferentes lugares expositivos como, por ejemplo, el taller de un artista. Esos diferentes espacios expositivos se convierten así en auténticas plataformas para dar a conocer el trabajo de artistas, creadores y curators encargados de difundir la cultura y el arte.

En 2014, Arte Open Views llega a su Segunda Edición y, en esta ocasión, se ha escogido a Madrid como ciudad de desarrollo. Con respecto a la edición de 2013, la de 2014 incluye dos novedades que se detallan –junto a las bases de participación- en el apartado Convocatoria 2014. La fecha límite para rellenar el formulario de solicitud es el 16 de enero de 2014, por lo que los interesados aún tenéis más de un mes para poder formar parte de tan interesante proyecto.


Quienes, por otra parte, quieran convertirse en patrocinadores de esta iniciativa tienen oportunidad de hacerlo, tal y como se detalla en la sección “Patrocinadores”.

Como no podía ser menos, este singular proyecto se vale de la Web 2.0 para su propia difusión y cuenta con un Blog y perfiles en las principales redes sociales:




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Para finalizar, os recomendamos que visitéis los enlaces proporcionados, la página web del proyecto y, también, la de una de sus organizadores, Barbara Bacconi.

¡Buen fin de semana cultural y artístico!


10 de diciembre de 2013

Blue Jasmine. Un, de nuevo, magistral Woody Allen



Posiblemente no exista cineasta en activo más prolífico que Woody Allen. De hecho, podrían contarse con los dedos de una mano las veces en las que el director, guionista y actor neoyorkino –amén de clarinetista y ocasional cantante, compositor y productor- ha fallado a su proyecto cinematográfico anual. Con ese ingente volumen de trabajo continuado, resulta obvio que no todas las obras facturadas por Allen puedan alcanzar el estatus de excelsas, aunque muchas de ellas son, sin contestación alguna, auténticas obras maestras de obligado visionado. A ese selecto grupo pertenece, sin duda, la genial Blue Jasmine.

Retrato magistral de dos mujeres aparentemente opuestas, Blue Jasmine se inscribe en ese difícil género que tan bien domina el cineasta norteamericano, la tragicomedia, aunque su metraje está impregnado por un tono sumamente pesimista, dolorosamente palpable en los momentos en los que su principal protagonista parece haber hallado la clave para reinventarse a sí misma y, cual ave fénix, resurgir de sus cenizas.

Ese tono sombrío se ve abundado, además, por la poca o nula condescendencia con la que Allen disecciona a sus personajes, en especial a Jasmine, a la que muestra acuciada por el temor a la soledad y rota por su devastador sentimiento de culpa, pero incapaz, a pesar de todo, de despojarse de su profundo egoísmo.

Con un argumento totalmente deudor de la coyuntura económica, Blue Jasmine también se constituye como una acerada y acertada crítica al sistema capitalista y a algunos de sus más sacrosantos lemas, como el de la caridad pública hacia los más desfavorecidos y las buenas causas, una mentalidad netamente embebida en la cultura de raigambre protestante que, si bien probadamente necesaria para sectores como el de la cultura -cuántos museos, centros e iniciativas culturales anglosajones no se han beneficiado de ella vía patrocinadores y mecenas- responde, muchas veces, a la voluntad de escalar en sociedad por parte de aquellos ciudadanos que, como el marido de Jasmine –un muy acertado Alec Baldwin-, nadan en la abundancia pero cuentan con un pasado con poco o nulo lustre.


Sin embargo, donde Woody Allen resulta más demoledor es en su sibilino ataque a la gran máxima del mundo capitalista y del sueño americano, el trabajo duro. Un trabajo que, mal que le pese a algunos, nunca conduce, por muy arduo que sea, al enriquecimiento escandaloso. A esa abundancia sólo se llega si median otros factores, como la suerte vía juegos de azar o las actividades fraudulentas, y el mejor ejemplo de ello son los propios protagonistas del film, los en un tiempo acaudalados Jasmine y su esposo o la hermana de ésta y sus parejas sucesivas, condenados a trabajar de por vida en empleos que jamás les reportarán más emolumentos que los justos y necesarios para sobrevivir.

No cabe duda de que Blue Jasmine difícilmente habría alcanzado su excelsa perfección de no haber contado con un plantel de lujo y, sobre todo, con la absolutamente fantástica Cate Blanchett, sublime en todos los estados antagónicos a los que las circunstancias personales abocan a su personaje y en esos tics neuróticos tan allenaianos que hacen de Jasmine una suerte de trasunto del propio cineasta, aunque con un toque de la inolvidable Blanche DuBois de Tennessee Williams. De hecho, en más de una escena, Blue Jasmine recuerda poderosamente a la versión cinematográfica de Un tranvía llamado deseo filmada por Elia Kazan en 1951.

En el plano más técnico, el último trabajo de Allen cuenta con una esmerada puesta escena –con bien engarzados flashbacks- y una magnífica imagen –obra del virtuoso Javier Aguirresarobe-, lo que, unido a todo lo anterior, lo convierten, insistimos, en un film de obligado visionado para cualquier cinéfilo militante.


5 de diciembre de 2013

El Investigador Cultural propone hoy a...Caravan Cultura



El primer Investigador Cultural del último mes del año lo dedicamos a otra muy interesante iniciativa cultural.

Caravan Cultura es una empresa radicada en Madrid y dedicada a la producción, la itinerancia y la promoción de exposiciones de fotografía y arte contemporáneo, tanto de artistas como de instituciones –cuyos nombres aparecen listados en el apartado “Quienes somos” de su página web.

Las diferentes e interesantes exposiciones que Caravan Cultura ha organizado hasta la fecha han sido agrupadas en los siguientes apartados y en la sección de “Histórico”:

  • Fotografia, donde se dan a conocer exposiciones de fotógrafos como, entre otros, Lee MillerWeegee o Sabine Weiss.                                   
  • Música, con exposiciones sobre esta temática y sobre cultura popular contemporánea.
  • Green, sección en la que diferentes fotógrafos especializados en la naturaleza –como, por ejemplo, Ingo Arndt o Herbert Ponting- exponen su trabajo.

Cabría destacar, además, que Caravan Cultura también ofrece actividades formativas, tal y como se muestra en su interesante sección “Didáctica”.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar la presencia de esta iniciativa cultural en las principales redes sociales:

Animándoos como siempre a que echéis un vistazo a los enlaces proporcionados, os deseamos un muy feliz fin de semana cultural.


3 de diciembre de 2013

Metrópolis (1927)

Años antes de que Fritz Lang dejara su notable impronta en Hollywood con la factura de films memorables, ya había rodado Metrópolis (1927), obra maestra del Séptimo Arte y fuente de inspiración de numerosas películas, como, por ejemplo, la deslumbrante y ya mítica Blade Runner (1982).

Considerada como Memoria del Mundo por la Unesco, Metrópolis no ha llegado a nuestros días tal y como la rodara Lang. No obstante, y a pesar de haberse perdido para siempre algunas escenas –consecuencia de los recortes realizados para su distribución fuera de Alemania-, la preservación de esta obra singular ha quedado asegurada gracias a una cuidadosísima restauración que fue comercializada en 2010.

Siguiendo con nuestra idea de recordar los films clásicos que más nos han gustado, dedicamos este post a la gran Metrópolis. 

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