En el año 1992, mientras Barcelona se preparaba para asumir el mejor papel de su vida tras haberse convertido en sede de los Juegos Olímpicos, desembarcaba en España la que, sin duda, es la familia más famosa de la pequeña pantalla, Los Simpson.
Entonces, y en un horario más acorde con la disponibilidad del público al que se dirigen sus historias, Los Simpson fueron emitidos por La2. Hoy, 19 años después, la familia de dibujos animados no sólo ha alcanzado su temporada número 21 sino que sigue emitiéndose en España – cortesía de Antena 3 – con un gran éxito de público.
Ganadora de numerosos premios durante su larga trayectoria televisiva, esta serie no pudo haber tenido un origen más modesto; la familia Simpson inició su camino hacia el estrellato a finales de los años 80 en el show de la actriz Tracey Ullman y de la mano de su creador, Matt Groening.
Aquellos primitivos personajes se dirigieron desde un principio, con su corrosiva crítica a la sociedad, a un público adulto. Un público al que se ganó gracias a un humor ácido que no ha dejado títere con cabeza y es que, en sus fauces de afiladísimos colmillos, han caído artistas, intelectuales, políticos, diversas instituciones, medios de comunicación, profesiones varias, ideologías políticas e, incluso, la gran factoría Disney. De hecho, los violentos dibujos animados Rasca y Pica no son más que la otra cara, la más oscura y perversa, de los personajes de Disney y una excusa para, en ocasiones, lanzar algún que otro dardo envenenado a la obra y figura del adaptador de tantos y tantos cuentos infantiles (especialmente corrosivos en este sentido son los capítulos donde se parodian los filmes Pinocho y Fantasía y el que atribuye la autoría del show Rasca y Pica a un vagabundo a quien le robaron su idea).
Sin embargo, el éxito de Los Simpson no hubiera sido posible sin la creación de unos personajes muy representativos de la clase media norteamericana y que Matt Groening supo perfilar muy bien ya desde los primeros capítulos. Así, Homer, el vago, conformista y cabeza de familia sin aspiraciones en la vida; Marge, su incomprendida y bastante frustrada esposa; los hijos mayores, Bart y Lisa, rebelde el primero, intelectual la segunda; el vecino Ned Flanders, devotísimo cristiano; o el Sr. Burns, el capitalista sin entrañas, han conseguido ya un lugar propio en el Olimpo televisivo.
Además, la serie ha contado con unos ingredientes muy utilizados y exitosos, como los números musicales al estilo Broadway o la presencia de personajes famosos en muchos capítulos. Incluso sus guionistas se han atrevido con la ficción dentro de la ficción, destacando especialmente el capítulo Detrás de la risa de Los Simpson, narrado en clave de documental.
Dice el refrán que lo breve, si bueno, dos veces bueno. Es evidente que los últimos guiones de la serie, repetitivos y, en ocasiones, descabellados, inciden en la necesidad de acabarla; no obstante, Los Simpson son aún un oasis de calidad en una parrilla televisiva caracterizada por una programación repleta de espacios de más que dudoso gusto.
Los últimos capítulos no son tan buenos; me pregunto que ocurrirá cuando termine la serie.
ResponderEliminarNo te preocupes con antena 3 hay simpsons para 20 años más.
EliminarY si no te vuelven a meter el Equipo A