El
árbol de la vida es
uno de esos filmes que consiguen cosechar detractores e incondicionales en una
proporción similar, tanto entre la crítica como entre los espectadores.
Algunos
de sus máximos detractores, los que han logrado visionar todo su extenso
metraje (unas dos horas y media), han afirmado sin tapujos que se trata de un
fraude; otros la han tachado de manifiestamente pretenciosa. Además, entre el
grupo de detractores, también se encuentran los espectadores que hubieron de
abandonar la sala en plena proyección por considerar la trama del filme
tediosamente plúmbea (de hecho, más de un cine advierte sobre la obra de un
director tan particular y poco prolífico como Terrence Malick e incluso
devuelven el precio pagado por la entrada a quien abandona la sala sin molestar
al resto de espectadores).
No
obstante, el film ha gustado, y mucho, a seguidores y no tan seguidores de este
director. El árbol de la vida, como ha reseñado más de un crítico, es un
auténtico poema visual. Un poema que, combinado con una maravillosa banda
sonora, trata sobre temas tan recurrentes en el arte como el dolor por la
pérdida de un ser querido, la falta de respuestas frente a la muerte o el
replanteamiento de la fe.
Esta
reflexión sobre la vida y la muerte, rodada con un ritmo tan diferente al de
las megaproducciones norteamericanas, difícilmente podrá hallar adeptos entre
los amantes del cine más comercial, lo que plantea la duda de si es una
decisión acertada programar este film en las salas más comerciales valiéndose
de un cebo de probada eficacia como la presencia de un actor de relumbrón en
uno de los papeles principales (Brad Pitt, en este caso).
Todo
ello lleva a replantearse, además, si siempre sale rentable programar un film en
el máximo de salas posible. El árbol de la vida, a juzgar por las
opiniones vertidas por sus más incondicionales en foros y publicaciones
especializadas, goza con un número importante de seguidores, pero ¿realmente
importa la cantidad? El gran Ingmar Bergman, cuyas obras versaban sobre temas
similares, nunca rompió taquillas, pero su obra continúa visionándose.
Mojensé!!! Aparte de dar la breve pincelada. Desde luego esta película lo merece. Para mi ya es una película importante, que me impresionó por su sensibilidad, sentido y absoluta falta de concesiones comerciales, bueno, está Brad Pitt... pero encuentro que él debe estar agradecido de poder participar en proyectos de esta calidad. El tiempo dedicado, el cuidado por el detalle, la coherencia y la experiencia en el arte cinematográfico que demuestra el Sr. Malick en esta película me resultó delicioso, le estoy profundamente agradecido por esta y todas sus anteriores películas. Luego está en la sensibilidad de cada uno no terminar diciendo tonterías del calibre de "hay una parte que parece un documental del National Geographic".
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