Desde hace unos años el cine se
consume a través de internet o medios como el DVD o el Blu-ray. Sin embargo, hace
unos días La Vanguardia publicaba un artículo que anunciaba el final
del negocio cinematográfico a través de DVD o Blu-ray.
Actualmente, los nuevos dueños
de gran parte de la distribución cinematográfica son portales como Netflix o Voddler, que
aterrizarán próximamente en España, o Itunes. Todos ellos permiten a
sus usuarios visionar de manera legal films en streaming y/o descarga.
Sin embargo, la caída de ventas
de DVDs y Blu-ray no sólo se debe a la aparición de las mencionadas empresas,
sino a la piratería. De hecho, portales de sobra conocidos por el público
español ofrecen la posibilidad de visionar por streaming o descarga directa, sin la necesidad de pagar un céntimo,
un surtido variado de films que hace poco dejaron las salas cinematográficas
para ser explotados por otras ventanas de exhibición.
Coste cero. Piratería. Los grandes problemas para los creativos de este país. Netflix, Voddler e incluso la más selecta, minoritaria y española Filmin ofrecen, a un precio razonable, el visionado de los films de su catálogo. Sin embargo, ¿cómo luchar contra una gratuidad total que anula cualquier posible competencia?
Los portales que ofrecen
visionados gratuitos, aunque su calidad sea pésima y el abuso de la publicidad
y el spam puedan resultar excesivos,
tienen, de entrada, la batalla ganada a los nuevos portales legales, lo que
lleva a plantearse si, en época de crisis, ¿es realista apostar por sistemas
legales de exhibición en internet? No cabe olvidar, sin embargo, que estos
nuevos sistemas de exhibición legal ofrecen una excelente calidad y están
exentos de las limitaciones de tiempo que imponen sus contrincantes con la
excusa de la gratuidad y que acaban obligando al usuario a cierto desembolso de
dinero.
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