Quedan ya lejos aquellos tiempos en los que, para ver una serie o una película, los espectadores debían esperar pacientemente a que alguna cadena de televisión consiguiese los derechos y, a partir de ahí, armarse de valor para una ingesta masiva y forzosa de anuncios publicitarios. Hasta no hace demasiado tiempo, la única forma de evitar esa espera, y esa indeseada exposición a los reclamos comerciales, consistía en hacerse con un DVD o un Blu-ray con el film o serie objeto de deseo. Sin embargo, esta opción no siempre daba respuesta a aquellos cinéfilos que buscaban títulos muy concretos, especialmente en el campo de las series.
La irrupción en el mercado de las plataformas con contenidos en streaming ha incidido negativamente en el volumen de ventas de productos audiovisuales en formatos físicos y, además, está abocando a la televisión tradicional a reinventarse y a apostar más decididamente por una mayor producción de contenido propio e, incluso, a crear sus plataformas en las que se sirva ese contenido.
Actualmente, los amantes del cine y las series en España cuentan con diversas plataformas digitales, entre las que destacan las tres que siguen a continuación y que, en estricto orden alfabético, presentamos mediante unas breves pinceladas.
Fuente: Wikipedia
FILMIN. Es la plataforma preferida por la mayor parte de los cinéfilos militantes. Y no es para menos, pues su cuidado catálogo cuenta con un buen número de largometrajes independientes y también clásicos del Séptimo Arte, amén de series emblemáticas y por las que no pasa el tiempo –como Yo, Claudio– e interesantes documentales –entre los que destacan los protagonizados por la historiadora británica Mary Beard, autora de La civilización en la mirada.
Lo mejor: indudablemente, su fondo; sus criterios de clasificación de diferentes títulos, englobados en secciones tan sugerentes como Colección Nuevo Cine Griego, Colección Segunda Guerra Mundial o Colección Sin Censura.
Lo peor: el funcionamiento de la plataforma es mejorable –urge contar con subtítulos en inglés para aquellas obras de habla inglesa; la versión básica obliga al usuario a pagar buena parte de los largometrajes más interesantes de la colección.
Fuente: Wikipedia
HBO. Su fondo se nutre de títulos mayoritariamente comerciales y de habla inglesa. Sin embargo, cuenta con algunas de las series más relevantes de los últimos tiempos y documentales de muy variada temática y galardonados en algunos casos.
Lo mejor: sus series, desde las aclamadas Juego de Tronos, El cuento de la criada, Mad Men, o True Detective, pasando por joyas no tan conocidas como Feud o La amiga estupenda.
Lo peor: el funcionamiento de la plataforma requiere mejoras; su catálogo cinematográfico no está a la altura de sus series, si bien cuenta con clásicos, como la siempre inquietante ¿Qué fue de Baby Jane?
Y, bueno o malo, según se mire, está el hecho de que HBO apueste por la entrega semanal de capítulos de sus nuevas series, algo que parece responder más a una estrategia comercial, pues el período de prueba, un mes, se queda corto para visionar series que, en su mayor parte, cuentan con una media de 8 a 10 capítulos por temporada.
Fuente: Wikipedia
NETFLIX. Es, muy posiblemente, la plataforma con un fondo más extenso. Entre sus títulos destacan series aclamadas por crítica y público –Black Mirror, por ejemplo–, numerosas series europeas y procedentes de otros países –como la reciente Delhi Crime o la muy interesante Pablo Escobar: El patrón del mal–, clásicos de la pequeña pantalla –Friends–, y numerosos documentales –muchos de ellos premiados. Por otra parte, y si bien su fondo cinematográfico no contiene un gran volumen de largometrajes recientes –en este aspecto, FILMIN la aventaja–, en esta plataforma pueden hallarse títulos como la premiada Roma de Alfonso Cuarón o A ciegas, de Susanne Bier, ambos producidos por NETFLIX, pues, al igual que HBO, también se ha decantado por la producción de contenidos audiovisuales.
Lo mejor: su extenso fondo; su variedad; el excelente funcionamiento de su plataforma –NETFLIX es la única que permite avanzar y retroceder en la reproducción de contenidos por intervalos de diez segundos y ofrece al espectador la selección de diversos idiomas en el apartado del subtitulado.
Lo peor: se echa de menos una mayor apuesta por los títulos independientes en el apartado de los largometrajes cinematográficos.
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