21 de junio de 2012

¿Y si vivimos todos juntos?. El difícil equilibrio entre el drama y la comedia




No es frecuente que el cine facturado en Occidente verse sobre temas como la muerte y la vejez. No obstante, en los últimos meses y semanas los espectadores de las salas españolas han asistido a los estrenos de films tan interesantes como Profesor Lazhar o Arrugas (basada en la obra homónima de Paco Roca) que abordan con pocos reparos y menos complejos el significado de esas dos palabras que a todos nos recuerdan la fragilidad y brevedad de nuestra propia existencia.

La producción franco alemana ¿Y si vivimos todos juntos?, obra del guionista y director galo Stéphane Robelin, trata el tema de la vejez a través de las experiencias de un quinteto de protagonistas, dos matrimonios y un viudo que, entrados ya en los setenta y unidos por una sólida amistad que se remonta a tiempos inmemoriales, se sienten lo suficientemente atenazados por el paso irremisible del tiempo y sus consecuencias – enfermedades, achaques, limitaciones físicas y también mentales, la ausencia creciente de seres queridos… – como para emprender una vida en común y retomar así el ideario de su juventud, enmarcada en aquellos combativos años 60 en los que la vida en comunidad, lejos de parecer una utopía inalcanzable o un sinsentido estúpido –esto ya va en función de ideologías – parecía imponerse como la opción más acertada.


No cabe duda de que precisamente ese reparto coral – compuesto por pesos pesados del cine galo y por una magnífica Jane Fonda, expresiva a pesar de su más que evidente retoque facial –  constituye el mayor acierto de ¿Y si vivimos todos juntos?. De hecho, cuesta imaginar una mejor troupe para encarnar a esos ancianos nostálgicos de una juventud plagada de unas consignas políticas que se han disuelto prácticamente por completo con el devenir de los años y una vida asentada en cómodas, grandes e idílicas casas con plácidos jardines y envidiables estancias atestadas de libros, donde, al amparo de una comida que se adivina deliciosa y siempre regada por un buen vino, se departe sobre aquellos sesudos temas que antaño les impelieron a tomar las calles.

¿Y si vivimos todos juntos?, sin embargo, dista de ser un film pretencioso gracias, sobre todo, al empeño de Robelin por situarse a medio camino entre la comedia más desenfadada – trufada de momentos absolutamente desternillantes – y el drama de lágrima fácil.

No obstante, es precisamente en ese tránsito de géneros donde más flaquea el film del cineasta francés, lo que hace que ¿Y si vivimos todos juntos? se articule sobre un ritmo que a ratos resulta precario, aunque se consigan momentos brillantes, especialmente los protagonizados por Pierre Richard, que logran hallar el punto cómico a las situaciones más trágicas.

¿Y si vivimos todos juntos? es, en definitiva, un film que hace pasar un rato más que agradable a quien lo visiona - haciendo aflorar una sonrisa sempiterna durante todo el metraje y provocando más de una carcajada y alguna que otra sentida lágrima- y se constituye como una apuesta valiente sobre un tema, la vejez, no grato para la mayor parte del público, quizá porque, como apunta el personaje de Jane Fonda, nadie está preparado, por muchos seguros que se suscriban, para sus últimos años de vida.


2 comentaris:

  1. Hola! Mira vi un comentario tuyo sobre wanda jackson, y viene esta semana para bilbao me dijeron qe le haria una entrevista, me preguntaba si te gustaria hacerme unas 20 preguntas sobre su carera y ella.. Si quieres me avisas x aqui te lo agradeceria gracias!

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    1. Muchas gracias por tu ofrecimiento Gari. Sin embargo, me temo que nunca hemos hecho ninguna noticia relacionada con Wanda Jackson.
      Saludos :-)

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