12 de junio de 2012

Ray Bradbury. Adiós a una de las grandes plumas del siglo XX



Autor: Alan Light
Fuente: Viquipèdia

Hubo un tiempo en el que a los estudiantes de secundaria de este país les alcanzaba la comprensión lectora para enfrentarse a un texto literario como Fahrenheit 451. Todos ellos, y los miles de lectores que a lo largo del tiempo y desde diferentes países han disfrutado con una de las obras más visionarias de todos los tiempos, lamentaban el pasado 5 junio el fallecimiento del escritor norteamericano Ray Bradbury.

Lector empedernido, trabajador incansable y autodidacta forzoso – la economía familiar no le permitió asistir a la universidad-, Bradbury hubo de ganarse la vida con mil y un empleos precarios y poco cualificados hasta que en la década de los cuarenta del pasado siglo pudo publicar sus primeros relatos cortos.

El éxito le sorprendería no mucho tiempo después, en 1950, con la publicación de su primera novela Crónicas Marcianas, una auténtica alegoría de la Guerra Fría que fue adaptada para la televisión y ha sido traducida a más de treinta idiomas.

No obstante, fue Farenheit 451, escrita en 1953, la que catapultó a la fama al escritor norteamericano y lo dio a conocer mundialmente, captando la atención del gran cineasta galo François Truffaut, quien unos años más tarde y sin demasiado acierto llevó a la gran pantalla este relato que se antecedió a su tiempo al describir una sociedad adocenada por enormes aparatos de televisión que emitían sin cesar toda suerte de reality shows, adormecedores de consciencias y espíritu crítico y con un formato escalofriantemente parecido al de algunos de los execrables espacios televisivos que hoy proliferan por numerosos canales.

Heredero de los grandes Julio Verne y H.G. Wells, a Bradbury no le complacía demasiado ser considerado como un autor de ciencia ficción y, por el contrario, prefería autodenominarse como un narrador de historias de corte fantástico, un estilo que cultivó no solamente para la literatura, sino para el cine, la televisión y el teatro.

Entre sus aportaciones para la pequeña pantalla destaca la serie Ray Bradbury Theater - que estuvo en antena 7 años - y algunos capítulos de la antaño famosa Dimensión desconocida, mientras que para el Séptimo Arte su aportación más recordada la constituye su adaptación de Moby Dick para el film homónimo de John Huston, director con el que tuvo no pocas discrepancias, como explicaría años más tarde, fallecido ya el gran cineasta.

No exageraba ni un ápice uno de los nietos de Bradbury cuando hace una semana, en pleno duelo por la muerte su abuelo, hacía alusión a la gran influencia que éste había ejercido sobre no pocos artistas, escritores, profesores y científicos. De hecho, cabe recordar que las obras de Bradbury – muchas de las cuales han sido adaptadas al cine, a la televisión o al cómic - fascinaron al gran Borges e, incluso, al mundo científico, lo que propició que un asteroide fuera bautizado con su nombre.

Dada tamaña impronta, la muerte de Bradbury supone el adiós a un escritor de pluma virtuosa que supo sublimar los géneros fantástico y de ciencia ficción al utilizarlos para denunciar los excesos, errores e injusticias de los tiempos que le tocaron vivir, demostrando que la suya era una voz literaria absolutamente visionaria y comprometida. A los que amamos la literatura, sin embargo, sólo nos queda esperar que ese mundo de libros desterrados – antesala del nuestro y anunciado en su más famosa obra - quede aún muy lejos de convertirse en realidad.


2 comentaris:

  1. Hemos perdido todo un visionario.
    Fahrenheit 451 tendría que ser lectura obligatoria.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, Francesca. Hubo un tiempo que así fue por estos lares, sniff

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