Con tan sólo una obra publicada, El secreto, la escritora estadounidense Donna Tartt logró granjearse en 1992 el aplauso, prácticamente unánime, de público y crítica. A pesar de aquel éxito, sin embargo, habría de transcurrir toda una década hasta que los estantes de las librerías expusieran su segunda obra, Juego de niños, un trabajo igualmente bien recibido, aun con algunos detractores entre los críticos literarios.
Cuando parecía que Tartt iba a saltarse su costumbre de publicar una obra cada dos lustros o, peor aún, abandonar su corta pero valiosísima carrera, en 2013 –once años después de su último trabajo- se editó su tercera novela, El jilguero, una obra monumental que el año pasado se hizo con el prestigiosísimo premio Pulitzer y que confirma a Tartt como una de las plumas más excelsas de la literatura norteamericana e internacional.
Narrada en primera persona, El jilguero arranca su acción en la habitación de un hotel de Ámsterdam en un presente tan impreciso como cercano. Aterrado ante un futuro incierto, Theo Decker empezará a relatar al lector su azarosa vida, una existencia marcada por un sino funesto desde que sobreviviera a un ataque terrorista en el Museo Metropolitano de Nueva York, donde moriría su madre y en el que, en una sala reducida a escombros, robaría, a instancias de un anciano moribundo, el famoso cuadro que el pintor holandés Carel Fabritius realizara en 1654, El jilguero.
Huérfano de madre y abandonado tiempo ha por un padre alcohólico, Theo llevará a partir de entonces una vida marcada por el dolor, la soledad, las adicciones y, sobre todo y origen de todo ello, un insondable y arrollador sentimiento de culpa.
Lejos de adscribirse al género más melodramático a pesar de esa línea argumental, la última novela de Tartt tiene un muy difícil encaje con cualquier género literario, especialmente porque su concepción y desarrollo –aun partiendo de la más clásica estructura lineal narrativa- la convierten en una rara avis, poseedora de innumerables aciertos y carente de defecto alguno, lo que nos lleva a afirmar, sin dudarlo ni por un segundo, a que nos hallamos ante una de las mejores novelas de las últimas décadas.
El jilguero contiene, de hecho, todas las cualidades que hacen que una obra literaria pueda considerarse como un clásico, un trabajo que, resistente al paso inexorable del tiempo, puede continuar siendo comprensible para las futuras generaciones de lectores más allá del momento histórico en el que fuera escrito -en este caso, con la presencia de las nuevas tecnologías de principio a fin, un presente rabiosamente moderno.
Entre esas cualidades destaca, por supuesto, la rica, cuidada y elegante prosa de Tartt, el tono pausado, que no lento, que articula todo el relato y, sobre todo, su magnífica construcción de personajes y su evolución en el tiempo.
Por otra parte, y si bien muchos críticos han comparado la última obra de Tartt con la literatura dickesiana –por el enorme papel concedido al azar y por contar con un huérfano que recuerda en muchos pasajes a Olivier Twist-, El jilguero se halla más próximo a la literatura rusa del siglo XIX, especialmente de dos grandes clásicos del escritor Fiódor Dostoyevski, El idiota –obra, de hecho, muy citada por Tartt en diversos pasajes de su novela y cuyo principal protagonista, el príncipe Mishkin, poseedor de una bondad sin límites, le inspira la construcción de uno de sus principales personajes- y, sobre todo, Crimen y castigo –por su disección y exposición del sentimiento de culpa y la posibilidad, a pesar de todo, de hallar la redención.
Profunda reflexión sobre la vida, la amistad y el arte –y, como gestoras culturales, no podemos dejar de aplaudir el alegato de Tartt sobre la necesidad de que los bienes culturales sean accesibles a todo el mundo-, El jilguero es una obra que se paladea con auténtica delectación y que, al llegar a sus últimas páginas, ofrece al lector la certeza absoluta de que, como todo clásico literario, volverá a degustarla con auténtica y verdadera fruición.
Hoy he dudado si comprarla o no pero veo que tendré que hacerlo. Excelente reseña, gracias por vuestra labor.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario :-) A nosotras nos ha gustado mucho, así que no podemos dejar de recomendarla.
EliminarYa nos contarás qué te ha parecido cuando la hayas leído.
Saludos