Fuente: UNESCO |
Género musical nacido en Estados Unidos en las postrimerías del siglo XIX y ampliamente difundido al resto del mundo durante la siguiente centuria, el jazz no siempre contó con el beneplácito de eruditos y entendidos musicales. De hecho, fruto del mestizaje entre la herencia musical occidental y los ritmos afroamericanos, deudores, a su vez, de heterogéneas tradiciones musicales africanas, el jazz estuvo largo tiempo condicionado por los prejuicios raciales que se asociaban con sus propios orígenes.
Afortunadamente, este género, padre de diferentes estilos musicales surgidos en el siglo XX, es ya considerado, por el país que lo vio nacer, como uno de sus tesoros nacionales, por lo que no es casualidad que hoy, 30 de abril, se celebre el Día Internacional del Jazz.
Sorprendentemente, ésta es tan sólo la segunda edición de esta conmemoración, pues no fue hasta el mes de noviembre de 2011 cuando, durante la Conferencia General de la Unesco, la comunidad internacional proclamó el 30 de abril como fecha en la que habría de celebrarse esta jornada que ya disfrutan otras muchas disciplinas artísticas.
Sea como fuere, décadas antes de que el jazz tuviera su día, numerosas ciudades de todo el mundo abrían locales consagrados a la interpretación en directo de este envolvente género musical. Un género, además, al que el Séptimo Arte ha rendido tributo en incontables films.
Ese amor cinematográfico del que es objeto el jazz continúa intacto y, entre los cineastas contemporáneos enamorados de sus cadencias, cabe destacar a Woody Allen, quien lidera una banda que, no por casualidad, responde al nombre de Woody Allen New Orleans Jazz.
Hace unos años, cuando el director neoyorkino estuvo buscando localizaciones para rodar su muy criticado film Vicky, Cristina, Barcelona, su equipo dio con el Café Vienés del Hotel Casa Fuster, un precioso edificio modernista que, diseñado por Lluís Doménech i Montaner a principios del pasado siglo, se enclava es uno de los lugares más concurridos de la Ciudad Condal.
Fuente: WIKIPEDIA |
En este precioso escenario, Allen no sólo rodó alguna escena de su film barcelonés, sino que también, acompañado por dos miembros de su banda, sorprendió con su dominio del clarinete a la clientela fiel del café que tuvo ocasión de estar presente durante las veladas en las que el cineasta se rindió a una de sus pasiones.
Desde entonces, todos los jueves de 21.00 a 23.00 horas, se celebran en el Café Vienés las llamadas Noches de Jazz, a cargo de experimentados grupos nacionales e internacionales. Y, si bien el precio de una de estas veladas puede resultar caro, la experiencia no defrauda, trasladando al público a otra época y a otras latitudes. A ello habría que añadir que, con la entrada, se incluye lo que se anuncia como un aperitivo, pero que es, en realidad, una cena en toda regla, servida al estilo haute cuisine y regada con una botella de buen Rioja y una copa del inigualable Moët Chandon.
La Casa Fuster no tiene previsto esta semana trasladar su habitual noche de jueves jazzística para amoldarse a la celebración del Día Internacional del Jazz, sin embargo, poco importa la fecha en la que se acuda a una de esas mágicas veladas. Quien va, no se arrepiente.
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