30 de enero de 2013

1Q84. El extraño e inaccesible universo Murakami


Si bien es innegable que el japonés Haruki Murakami es un gran constructor de personajes y un escritor de depurado y elegante estilo – aunque a veces traicionado por traducciones no siempre a la altura -, quien suscribe estas líneas, a pesar de haber leído buena parte del trabajo del escritor nipón, nunca se ha convertido en una lectora fiel de su obra ni tampoco en admiradora devota de su universo literario, un mundo extraño e inaccesible que ha atraído, y atrae, a miles de lectores en todo el mundo.

Sin embargo, independientemente de la fidelidad hacia la obra de Haruki Murakami, su último trabajo, la trilogía 1Q84 se antojaba una lectura sumamente interesante. De hecho, una trama protagonizada por seres solitarios y con un gran bagaje cultural – habituales en la obra de Murakami –  y ambientada en un mundo presidido por dos lunas y regido por las insondables leyes del azar, anticipaban un trabajo, cuando menos, estimulante.

Esa sospecha se ve engañosamente confirmada en un principio por el gran dominio del pulso narrativo del escritor japonés; un excelente savoir faire en el que pesa no poco una estructura narrativa dividida en historias paralelas que lenta, pero inexorablemente, se irán entrelazando hasta conformar una única historia. Una historia de soledad y desarraigos infinitos que se verá aderezada con temas tan interesantes como el de las sectas camufladas bajo el concepto de comunidades religiosas y autosuficientes, el maltrato a las mujeres, el tratamiento del proceso creativo de un escritor o el guiño al gran autor inglés George Orwell.

El problema de 1Q84 reside, sin embargo y sin duda, en su tercera parte, donde se desarrollan pobremente las múltiples e incongruentes subtramas planteadas en los dos libros precedentes; situaciones inverosímiles en grado sumo que no sólo no hallan una explicación, sino que devienen más incomprensibles a medida que la historia avanza.

Tristemente, y a pesar de un planteamiento sumamente sugerente, Murakami no es capaz de profundizar en los temas que aborda y, lo peor de todo, convierte su obra en un puro despropósito de tintes surrealistas, aunque sin el encanto y magia de las obras artísticas adscritas a esa corriente que han tenido la suerte de contar con autores más dotados y/o inspirados.

No faltará, indudablemente, algún crítico occidental que voluntariosamente se someta a una dura, esforzada y, suponemos, muy meditada reflexión para cantar las bondades y aciertos de la trilogía de Murakami, muy posiblemente queriendo ver en ella una suerte de crítica o metáfora de la sociedad del siglo XXI, pero olvidando que la producción literaria de Murakami cuenta con toda una simbología y trasfondo muy difícil de captar, incluso intuir, para un occidental.

Muy probablemente, sólo la Historia – con mayúsculas – habrá de revelarnos si nos hallamos ante una gran obra y Murakami es el gran escritor que muchos críticos alaban o un autor más bien insustancial cuya fama se irá diluyendo con el inexorable paso del tiempo; de hecho, no sería la primera vez que un autor de bestsellers y aclamado por la crítica ve cómo su obra, ante el empuje de nuevos autores y modas literarias, queda irremisiblemente condenada al olvido. Después de leer 1Q84, y con una posición más próxima a la del niño del famoso cuento El rey desnudo que a la del muy ingenuo monarca, sólo cabría añadir, recurriendo a la bella lengua de Victor Hugo, un autor, por cierto, sí consagrado y universal, on va voir ce qui va se passer…


3 comentaris:

  1. Como aspecto positivo del libro, añadiría la originalidad del argumento y el trasfondo y nitidez de los personajes. Es un libro muy descriptivo en el que eres capaz de palpar cada rincon de la obra, cada sentimiento del personaje, cada minúsculo detalle. Pero como se ha comentado en la crítica, le falta ritmo, se estanca en algunos pasajes y te da la sensación de que le falta el empuje estimulante que toda obra necesita al cabo de los capítulos. Hablo de las partes 1 y 2, la 3 no me la he leido todavia pero tenia ganas de dar mi aportación.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu aportación. Si te animas con la tercera parte, estaremos encantadas de conocer tu opinión.
      Con Murakami, como con tantos otros escritores asiáticos, siempre se tiene la sensación al leerlos de que algo se pierde en la traducción -sin que ello desmerezca en ningún momento la labor del traductor. Pasa lo mismo -al menos a nosotras nos pasa- con buena parte del cine que nos llega desde Asia -en cuentagotas, por cierto. Hay detalles que, por cultura, nos pasan desapercibidos o resultan impenetrables. En cualquier caso, su visionado o su lectura -en caso de la obra que nos ocupa- siempre vale la pena.
      De nuevo, muchas gracias por tu aportación.
      Un saludo

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  2. Díez años después, creo que queda más que demostrado que este genio, de insustancial tiene poco...

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