29 de septiembre de 2015

La impresionante Península de Bygdøy

No tan aplaudida por su belleza como las otras grandes capitales nórdicas –Estocolmo y Copenhague-, Oslo reúne, sin embargo, los suficientes atractivos como para agradar tanto a los amantes de la cultura como a los de la naturaleza.

La Península de Bygdøy, a escasos minutos en ferry del centro de Oslo, aúna, de hecho, una sorprendente oferta cultural y unos paisajes de absoluto ensueño. Y es que Oslo, como muchas de las grandes capitales mundiales, ha optado por reunir en un espacio acotado parte de sus museos, pero, a diferencia de grandes metrópolis como Nueva York o Berlín, cuyos más importantes centros expositivos se localizan en sus calles más concurridas, la capital noruega ha elegido para ese cometido una zona residencial de marcado acento rural.

La Península Bygdøy desde el aire.
Fuente: Wikipedia. Autor: Kon-Tiki Museum
Repartidos en dos zonas accesibles a través de uno de los ferries que parten desde el muelle próximo al austero Ayuntamiento de Oslo, los siete espacios museísticos sitos en la Península de Bygdøy merecerían, cada uno de ellos, un post propio. Nos contentaremos, por ahora, con ofrecer unas breves pinceladas de cinco de ellos, dejando el Centro del Holocausto y el Oscarshall para una próxima entrada.

Museo del Fram. Sin duda, una de las joyas culturales de Oslo y uno de los museos más visitados del país. Su espléndido continente, una construcción en forma de barco, queda casi opacado por lo que su interior ofrece, la embarcación en la que el famoso explorador Roald Amundsen quedara atrapado en el hielo durante su carrera por erigirse en descubridor del Polo Sur.

Museo del Fram
El barco, conservado intacto a pesar de su azarosa aventura, cuenta con una ambientación asombrosa que recrea el cielo polar, lo que, unido al hecho de que su interior pueda visitarse, transporta a los visitantes a las más gélidas y remotas latitudes.

El broche final de la visita se halla en la primera planta del museo, en una puerta que da acceso a un corto pero excitante y poco esperado recorrido.

Museo Kon-Tiki. Situado justo al lado del Museo Fram y albergado en un edificio igualmente imponente, este espacio museístico está dedicado a Kon-Tiki, la precaria embarcación que el explorador noruego Thor Heyerdahl empleara en 1947 para desplazarse desde Perú hasta la Polinesia. El museo cuenta también con Ra II, otra embarcación utilizada por Heyerdahl para cruzar el Atlántico en 1970.

Museo Kon-Tiki
Museo folklórico noruego. Probablemente el espacio museístico más impresionante de esta península. Al estilo del Skansen sueco, este museo al aire libre muestra, gracias a su más de un centenar de construcciones, la vida de los noruegos desde el siglo XVII hasta nuestro días, albergando, además, una impresionante iglesia de madera construida sobre el año 1200.

Museo folklórico noruego
Museo del Barco Vikingo. En su interior se hallan dispuestos, en un gran diseño expositivo que permite su visión desde diferentes ángulos y alturas, Oseberg y Gokstad -dos de los barcos vikingos mejor conservados del mundo- y los restos de una tercera embarcación. En el museo se pueden observar, además, parte de los restos de los esqueletos humanos que se hallaron en uno de los barcos.

Museo del Barco Vikingo
Museo Marítimo Noruego. Quizá el menos espectacular de los museos por su continente y contenido. En cualquier caso, su visita resulta más que recomendable para acercarse a la historia de Noruega y conocer su especial relación con el mar.



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