31 de marzo de 2019

León herido (1838)


Fuente: Wikipedia

Dedicamos el último día de la semana al pintor indonesio Raden Saleh (1811-1880).

Nacido durante el período en el que la actual Indonesia formaba parte de las Indias Orientales Neerlandesas, Saleh mostró un temprano talento artístico, lo que propició que viajara a Holanda para formarse como pintor. Tras dos décadas en Europa, Saleh regresó a su país convertido en un destacado retratista y paisajista.

León herido (1838) es una de sus más famosas obras y fue facturada durante su larga estancia en el Viejo Continente. En la actualidad, como parte de sus otros trabajos, pertenece a una colección privada.

¡Feliz domingo! 




30 de marzo de 2019

Adelaida (1946)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el fin de semana con el fotógrafo australiano Max Dupain (1911-1992).

Artista precoz, Dupain empezó a realizar sus primeras fotografías con tan sólo trece años. Una década después abriría su propio estudio en Sydney.

En activo hasta su muerte, Dupain renegó, en cierta manera, de su trabajo realizado antes de la Segunda Guerra Mundial. Así, en los años posteriores a la finalización de la contienda bélica, el artista australiano se regiría por su afán por mostrar la realidad de una forma creativa y desprovista de artificios. 

Adelaida, tomada en 1946, responde a esa voluntad y hoy puede contemplarse en la Art Gallery of South Australia.

¡Feliz sábado! 


29 de marzo de 2019

La Biblioteca Pública de Nueva York y la Quinta Avenida (circa 1920)


Fuente: Wikipedia

Empezamos este viernes con el pintor checo T. F. Šimon (1877-1942).

Como alumno de la Academia de Bellas Artes de Praga, Šimon obtuvo una beca que le permitió viajar y completar su formación en Bélgica, Inglaterra, Italia y Francia. Más tarde, finalizados sus estudios, visitaría países más lejanos, como Japón, India o Estados Unidos.

Ese afán viajero de Šimon quedó reflejado en muchas de sus obras, ambientadas en muy deferentes escenarios, como, por ejemplo, La Biblioteca Pública de Nueva York y la Quinta Avenida, realizada alrededor de 1920 y hoy formando parte de una colección privada.

¡Feliz viernes! 




28 de marzo de 2019

Entusiasmo (1888)


Fuente: Wikipedia

Hoy recordamos al fotógrafo inglés Francis Meadow Sutcliffe (1853-1941).

Hijo de un reconocido pintor, Sutcliffe prefirió la fotografía como medio de expresión creativo y durante más de medio siglo, y siguiendo su deseo de captar su más inmediata realidad, fotografió a conocidos y amigos en su quehacer cotidiano. 

Testimonio de toda una época, muchas de las imágenes tomadas por el artista británico se hallan hoy en poder de prestigiosos espacios museísticos. Ejemplo de ello es su preciosa Entusiasmo (1888), que, también conocida como Duras realidades, se encuentra en el LACMA (Los Angeles County Museum of Art).

¡Feliz jueves! 




27 de marzo de 2019

Ruta vampírica y otras leyendas


Autor: Un Mundo Cultural

Por la originalidad de las actividades culturales que diseña y ejecuta, la empresa GoBcn bien merece ser objeto de uno de nuestros Investigadores Culturales. Hoy, no obstante, vamos a centrar nuestra atención en su Ruta vampírica y otras leyendas, uno de sus recorridos barceloneses más preciados y mejor valorados, a tenor de las innumerables críticas positivas vertidas en Atrápalo, plataforma en la que pueden adquirirse las entradas para esta actividad y otras organizadas por esta empresa cultural que iniciara su andadura hace ahora ocho años.

Llevada a cabo siempre por la noche, como no podía ser menos, la Ruta vampírica y otras leyendas se inició en el año 2012 con motivo del centenario de la detención de Enriqueta Martí, la vampira del Raval, tristemente célebre por haber asesinado a más de setenta niños, huérfanos e hijos de prostitutas en su mayor parte, de cuyos cuerpos extraía la materia prima para confeccionar toda suerte de potingues y mejunjes que después vendía a numerosos clientes adinerados de Barcelona.  

No muy larga en su recorrido, esta ruta tiene como punto de inicio la Plaça Nova, justo al lado de la Plaça de la Catedral, y su duración, si bien estimada en dos horas, resulta variable, pues al guía que siempre la conduce, Thor, no le importa acabar más tarde. Nuestra visita duró, de hecho, poco más de tres horas, por lo que el precio de la entrada, no demasiado barato, se amortiza con creces.

El contenido de la ruta, en el que no vamos a profundizar demasiado para no incurrir en odiosos spoilers que os priven de pasar una velada inolvidable, puede resultar, a priori, un tanto disperso, pues los temas que se van hilando a lo largo del recorrido no sólo aluden a un espacio y tiempo concretos, sino que, por el contrario, Thor, especialista en antropología de la religión, traslada a los asistentes a  épocas diversas, muchas muy distantes en el tiempo, y a escenarios geográficos remotos, si bien nunca pierda de vista a una Barcelona, misteriosa y oscura, que resulta una práctica desconocida para una buena parte de los barceloneses.

Autor: Un Mundo Cultural

La ruta vampírica y otras leyendas es, por tanto, una magnífica oportunidad para conocer mejor la Ciudad Condal, una urbe más unida, según Thor, al vampirismo que Rumanía, la nación que se cree que es la cuna del mito inmortalizado por Bram Stoker y, más tarde, por el Séptimo Arte con innumerables films dedicados al personaje vampírico por excelencia, Drácula. De hecho, el primer vampiro aristócrata del que se tiene constancia en Occidente fue el Conde Estruch, de cuyo nombre deriva la palabra catalana malastrugança, que en castellano podría traducirse como mala suerte.

Autor: Un Mundo Cultural

Sin embargo, la ruta conducida por Thor no sólo se acota a hechos acaecidos en el pasado, sino que está aliñada con muchas historias actuales, algunas de ellas todavía frescas en la memoria por cuanto tuvieron un gran eco mediático; otras, desconocidas por el gran público, aluden a crímenes rituales y también a sociedades secretas en las que se llevan a cabo ritos asociados con la sangre.

El gran logro de esta actividad, más allá de las historias explicadas por su guía –que pueden prestarse a más de un cuestionamiento– es, sin duda, su puesta en escena bajo la batuta de Thor, un apasionado de una temática que domina y un narrador absolutamente excepcional, capaz de atrapar y mantener la atención de su público sin aparente esfuerzo.

Antes de despedirnos hasta mañana, os dejamos con los enlaces de GoBcn y la plataforma Atrápalo para obtener más información sobre esta actividad, que, estamos seguras, no os defraudará.

¡Feliz miércoles! 




26 de marzo de 2019

Encuentro en las escaleras de la torrecilla (1864)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el día con el pintor irlandés Frederic William Burton (1816-1900).

Enamorado de su profesión e impelido por conocer en profundidad el trabajo de los grandes maestros que le precedieron en su oficio, Burton realizó numerosos viajes por Europa que habrían de servirle para completar su formación y, años más tarde, le serían sumamente útiles durante su etapa como director de la National Gallery londinense. De hecho, muchas de las más importantes obras del museo londinense fueron adquiridas por el pintor irlandés.

Encuentro en las escaleras de la torrecilla (1864) es una de las obras más famosas de Burton y hoy puede contemplarse, en horarios restringidos, en la National Gallery of Ireland.

¡Feliz martes! 




25 de marzo de 2019

Sueño (1897)


Fuente: Wikipedia

Dedicamos la primera noticia de la semana al fotógrafo francés Constant Puyo (1857-1933).

Miembro activo de la corriente del pictoralismo, Puyo jamás concibió que una obra fotográfica pudiera considerarse artística si no mediaba una previa manipulación.

Finalizada la Primera Guerra Mundial, se inició el declive del pictoralismo, por lo que la obra de Puyo fue perdiendo adeptos. Antes de la contienda bélica, sin embargo, el trabajo del artista francés había sido sumamente conocido, habiendo formado parte de diversas exposiciones y de numerosas publicaciones. 

Ejemplo de ello es Sueño, realizada en 1897 e incluida aquel mismo año en una publicación alemana, Die Kunst der Photographie (El arte de la fotografía).

¡Feliz lunes! 


24 de marzo de 2019

La modelo del artista (1882)


Fuente: Wikipedia


Concluimos la semana con el pintor español Luís Álvarez Catalá (1836-1901).

Discípulo del gran Federico Madrazo, Álvarez Catalá completó su educación artística en Roma, ciudad en la que permaneció varios años. A su regreso, se forjaría una gran fama como retratista, llegando a pintar a la regente María Cristina de Habsburgo, quien le acabaría nombrando director del Museo del Prado.

La modelo del artista, realizada en 1882, no se encuentra, sin embargo, en poder de la gran pinacoteca, sino, desgraciadamente, en manos privadas.


¡Feliz domingo! 


23 de marzo de 2019

Esther Bubley. Una fotógrafa pionera


Fuente: Wikipedia


Iniciamos el fin de semana con la fotógrafa estadounidense Esther Bubley (1921-1998).

Apasionada desde muy temprana edad por el fotoperiodismo y la fotografía documental, Bubley dejó para la posteridad un legado de valor artístico e histórico incuestionable. 

Entre ese legado destacan las numerosas fotografías realizadas durante la Segunda Guerra Mundial. Una de esas imágenes es esta instantánea que, tomada en 1943, muestra a un empleado de la Capitol Transit Company enseñando a una mujer el oficio de conductor de tranvía, un trabajo que, en los años anteriores al estallido de la contienda bélica, sólo era desempeñado por hombres.


¡Feliz sábado! 


22 de marzo de 2019

En casa de la abuela (1883)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el día con el pintor y coleccionista holandés Adolph Artz (1837-1890).

Miembro durante casi una década de la Real Academia de Bellas Artes de Ámsterdam, Artz estableció su propio estudio en París, ciudad en la que residiría ocho años. A su regreso a su país, el rey Guillermo III lo condecoraría con la Orden de la Corona de Roble.

Cuatro años después de esa distinción, Artz pintaría la que es una de sus más bellas obras, En casa de la abuela (1883), que hoy se halla en el Rijksmuseum.

¡Feliz viernes! 



21 de marzo de 2019

La calle de los apostadores (1898)


Fuente: Wikipedia

Hoy recordamos al fotógrafo alemán Arnold Genthe (1869 – 1942).

Hijo de un profesor de latín y griego, Genthe siguió la tradición familiar y se doctoró en filología en 1894. Un año más tarde emigraría a Estados Unidos y, de manera totalmente autodidacta, se formaría como fotógrafo.

Su obra no sólo cuenta con un valor artístico incuestionable, sino también histórico, pues Genthe inmortalizó la ciudad de San Francisco antes, durante y después del famoso terremoto de 1906, que devastó la ciudad. 

La calle de los apostadores, tomada en 1898 y hoy en poder del Museo de Bellas Artes de San Francisco, forma parte de ese rico legado histórico.

¡Feliz jueves! 




20 de marzo de 2019

María, reina de Escocia



Personajes de importancia histórica incuestionable no sólo en el Reino Unido, sino en el resto del mundo Occidental, María Estuardo e Isabel I han sido objeto de estudio de numerosos historiadores y su vida abordada, con mayor o menor rigor, por dramaturgos, cineastas y escritores varios en numerosas ocasiones.  
Josie Rourke, directora teatral con una sólida trayectoria, debuta en el mundo del cine con una historia en la que reúne a ambas monarcas, primas segundas y acérrimas enemigas, hasta el punto de que una acabaría, mediante decapitación, con la vida de la otra, si bien, caprichos del destino, hoy sus restos permanecen muy próximos en la inigualable abadía de Westminster.

La ópera prima de Rourke parte de la novela de John Guy Queen of Scotts. The true life of Mary Stuart, traducida en España con el título, mucho más dramático, de María Estuardo, la reina mártir, y cuenta con dos intérpretes de relumbrón, Margot Robbie, en el papel de la llamada Reina Virgen, y Saoirse Ronan encarnando a la desdichada reina de Escocia.

La historia, servida en formato biopic, se articula en torno a un largo flashback, que se inicia con la llegada de María a Escocia tras la muerte de su esposo, el rey francés Francisco II. En el país galo había pasado María, descendiente, por vía materna, de Catalina de Médeci, la mayor parte de su vida. De regreso a su país, María reclamaría su derecho sobre el trono inglés, lo que, unido a sus creencias religiosas –María era católica mientras que la hija de Enrique VIII se había declarado protestante–, acabaría enfrentándola a Isabel I, con quien, a lo largo de los años, mantendría una intensa relación epistolar.


Quien haya visionado el film no podrá negar que, como la mayoría de las producciones británicas presenta una factura impecable, especialmente en el plano estético, y las interpretaciones, especialmente las de sus principales protagonistas, son dignas de un galardón. Además, el film también cuenta con un ritmo muy sostenido, un guion que ha sabido sacar mucho partido de una historia colmada de intrigas palaciegas y juegos de poder varios y, especialmente, una excelente caracterización de sus principales personajes, que no sólo se sustenta en el savoir faire de sus principales actrices, sino también en unos acertadísimos vestuario, maquillaje y peluquería. A ello también habría que añadir sus excelentes escenas en exteriores, que captan muy bien el hermosísimo paisaje escocés en todo su esplendor, y una banda sonora memorable.

Sin embargo, María, reina de Escocia se ve más que opacada por sus licencias históricas –especialmente la que reúne en un mismo plano a ambas monarcas– y una mirada excesivamente contemporánea sobre la perspectiva de género, que se traduce en un discurso feminista en absoluto bien encajado con la sociedad europea del XVI que pretende retratar y que remite a aquel William Wallace interpretado por Mel Gibson que proclamaba la libertad de su pueblo en un discurso extrapolado de otra época y latitud. 

Tampoco resulta, por otra parte, demasiado creíble el retrato de una Isabel I con los sentimientos a flor de piel y llorando en más de un plano y, por supuesto, esa corte inglesa multicultural en la que el embajador de Inglaterra en Escocia, un lord, es interpretado por un actor negro, lo que causa tanta perplejidad como la que produciría si un rey zulú fuera interpretado por un actor de rasgos inequívocamente escandinavos. Esa apuesta por un Color-blind casting –aquel que no tiene en cuenta la etnicidad, el color de piel, el aspecto físico, el sexo o el género–, que contrasta sobremanera con el cuidado extremo con el que se ha caracterizado a ambas monarcas –gracias no sólo a una, ya aludida, importantísima labor de peluquería, vestuario y maquillaje, sino también a la propia fisonomía de sus principales actrices–, habría estado dotada de todo su sentido –asumimos que la directora ha querido representar a todas las minorías que forman parte fundamental de su país– si todo el reparto hubiera sido seleccionado siguiendo ese mismo criterio.




19 de marzo de 2019

La mano de la Señora Hugo (1853-1854)



Fuente: Wikipedia

Hoy recordamos a Auguste Vacquerie (1819-1895), dramaturgo, poeta, periodista y fotógrafo ocasional.

Gran admirador de la obra del irrepetible Víctor Hugo –con quien le unían lazos familiares–, Vacquerie le siguió en su exilio a Jersey en 1852.

Allí, en la más grande de las Islas Anglonormandas, Vacquerie tomaría diversas fotografías de Hugo y su familia.

En ese escenario y contexto histórico se enmarca La mano de la Señora Hugo, fotografía tomada en aquellos años de exilio –se estima que entre 1853 y 1854– y que hoy puede contemplarse en la George Eastman House en Nueva York, que es, por cierto, el museo fotográfico más antiguo del mundo.


¡Feliz martes! 






18 de marzo de 2019

Mi terraza, Florencia (1865)


Fuente: Wikipedia

Empezamos la semana con el pintor italiano Odoardo Borrani (1833-1905).

Alumno de la Academia de Bellas Artes de Florencia, Borrani se decantó, en un primer momento, por la pintura de corte historicista, vinculándose, más tarde, al movimiento pictórico de los Macchiaioli. Hoy se le recuerda por ser uno de los primeros artistas que pintaron al aire libre.

Muestra de su buen hacer como pintor es su preciosa Mi terraza, Florencia, realizada en 1865 y perteneciente a una colección privada.

¡Feliz lunes! 




17 de marzo de 2019

Sueño nº1: Artículos eléctricos para el hogar (1950)


Fuente: Wikipedia

Finalizamos la semana con la fotógrafa y diseñadora alemana Grete Stern (1904-1999).

Debido a su origen judío, Stern abandonó su país poco después de la llegada de Hitler al poder y, si bien su primer destino en el exilio fue el Reino Unido, no tardaría en marchar a Argentina, país en el que produciría la mayor parte de una obra.

Netamente surrealista y onírica, esa obra es, además, una muestra de la maestría de Stern con la técnica del fotomontaje. Buen ejemplo de ello sería Sueño nº1: Artículos eléctricos para el hogar, realizada en 1950 y hoy en poder del Metropolitan Museum of Art.

¡Feliz domingo! 




 

16 de marzo de 2019

El bebedor de absenta (1901)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el fin de semana con el pintor e ilustrador checo Viktor Oliva (1861-1928).

Formado en la Academia de Bellas Artes de Praga y en la de Múnich, Oliva, como tantos otros pintores de su tiempo, se instaló en París durante una temporada. A su regreso, se convirtió en el editor de una de las más populares revistas de su país, Zlatá Praha.

El bebedor de absenta (1901), su más famosa obra, fue realizada tras su regreso, pero su temática –la ingesta de la preciada bebida– está estrechamente ligada a sus vivencias en la Ciudad de la Luz. Actualmente pende de una de las paredes del emblemático Café Slavia en Praga. 

¡Feliz sábado! 


15 de marzo de 2019

En la tienda de máscaras (1897)


Fuente: Wikipedia

Hoy recordamos al pintor ruso Abram Arkhipov (1862-1930).

Estudiante de la prestigiosa Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú, Arkhipov formó parte de Los Itinerantes –una sociedad cooperativa de pintores rusos y de la Unión de Artistas Rusos. Su obra, adscrita a la corriente del realismo, no sólo resulta valiosa desde un punto de vista artístico, sino que, al reflejar la sociedad de su tiempo, también se constituye como todo un testimonio histórico.

En la tienda de máscaras (1897) es una de las muchas escenas de la vida cotidiana que Arkhipov captó con sus pinceles y que hoy puede contemplarse en el Museo Estatal de Arte de Nizhny Novgorod, en Rusia.

¡Feliz viernes! 




14 de marzo de 2019

Comedores de espaguetis (1886)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el día con uno de los fotógrafos más prolíficos de todos los tiempos, Giorgio Sommer (1834-1914).

Aunque nacido en Alemania, Sommer pasó la mayor parte de su vida en el extranjero. Primero en Suiza, donde abrió su primer estudio fotográfico, y más tarde en Italia, el país en el que produciría la mayor parte de una obra de variada temática, como retratos, objetos de arte, ruinas arqueológicas o paisajes.

Comedores de espaguetis, tomada allá por 1886, es una de las muchas estampas de la vida cotidiana napolitana que Sommer captó para la posteridad.

¡Feliz jueves!


13 de marzo de 2019

El boom de la publicidad. Reclamos de hojalata, cartón y azulejo. 1890-1950




El próximo 31 de marzo finaliza una de las exposiciones temporales más fascinantes que ahora mismo pueden visitarse en la Ciudad Condal.


Emplazada en el Museu del Disseny de Barcelona y comisariada por Pilar Pérez, El boom de la publicidad. Reclamos de hojalata, cartón y azulejo. 1820-1950 cuenta con más de 200 piezas procedentes, en su mayor parte, de la Colección Mateu Llinàs i Audet y del Museo de la Cerámica de Manises de Valencia, un espacio expositivo en el que se da cabida al patrimonio dejado por la fábrica de Francisco Lahuerta, una de las empresas valencianas más importantes en la producción de azulejos decorados, que cerró sus puertas en 1945.

Uno de los anuncios expuestos en la muestra. Fuente: Wikipedia


Este conjunto de obras permite acercarse a los inicios de la publicidad gráfica comercial y su desarrollo a lo largo de los años y hasta la irrupción de otros canales publicitarios. Aquellos primeros reclamos publicitarios se centraron especialmente en productos de uso cotidiano, como alimentos, bebidas, cosméticos, productos de limpieza e higiene o medicamentos, que no sólo podían ser adquiridos por las clases más pudientes, sino también por las menos favorecidas, un sector del público sin demasiado poder adquisitivo, pero enormemente importante en cuanto a número. Ese target caería, de hecho, fascinado ante unos reclamos que permitían acceder, por primera vez, al mundo artístico y creativo y, no menos importante, ante toda una auténtica revolución cromática que contrastaba sobremanera con una cotidianidad regida por la práctica ausencia de color. 

El famoso logo de la marca de aceites Carbonell, creado por Pere Casas Abarca, también está presente en la muestra. Fuente: Wikipedia


El éxito de aquellos reclamos se debe en buena medida a la maestría de sus creadores, anónimos y conocidos o de cierto renombre –dibujantes y cartelistas como Gaspar Camps, Pere Casas Abarca, Rafael de Penagos o el artista húngaro asentado en Barcelona Géza Zsolt– y a los nuevos soportes, la hojalata, el azulejo y el cartón, concebidos para atraer al cliente potencial desde mostradores, escaparates y fachadas. Considerados efímeros por sus propios creadores, aquellos reclamos tienen hoy un indiscutible valor histórico y artístico y permiten ver los vínculos tempranos entre industria y creatividad en un momento muy anterior al auge del mundo de la publicidad regida por otros medios –la radio, la televisión y el cine–, que hunde sus raíces tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y que tan bien han retratado series como Mad Men.


El criterio expositivo seguido por los creadores de El Boom de la Publicidad no podría ser más acertado, por otra parte, pues se articula en torno a dos ejes, el cronológico –que permite un recorrido por diferentes corrientes artísticas, desde el modernismo y sus variantes europeas hasta la estética americana de los años cuarenta, pasando por las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX–, y el de la disposición de las piezas cual lineales de supermercado en los que las obras, como si fueran productos auténticos, se agrupan según su funcionalidad, lo que permite ver la competencia existente entre diferentes marcas y una manera muy particular de presentar esos productos y, no menos importante, contextualizarlos en una época en la que imperaba el sexismo, se permitía el maltrato animal y se toleraba el racismo. El recorrido también permite, por otra parte, constatar lo poco que ha cambiado la imagen de algunas marcas todavía operativas, como Aceites Carbonell o la Casa Amatller, que aún cuenta, para algunos de sus productos, con el diseño que Alfons Mucha realizara en 1900.


Cabría señalar, finalmente, que en la creación de estos reclamos publicarlos tuvieron un papel muy destacado diversos procedimientos técnicos de reproducción, como la litografía con colores o cromolitografía –para la hojalata y el cartón–, y la técnica del tubado –para los anuncios en soporte de azulejo. La ejecución de ambas técnicas se muestra en sendos videos emplazados en la sala expositiva en la que se alberga la exposición.


Por todo lo expuesto y, por supuesto, por las explicaciones servidas por una guía excepcional –los sábados, a las 11.00 se llevan a cabo visitas guiadas que se incluyen en el precio de la entrada–, no podemos menos que insistir y animaros a visitar esta muestra que, seguro, os va a encartar.


¡Feliz miércoles! 


12 de marzo de 2019

El Flatiron (1904)


Fuente: Wikipedia

Empezamos el día con el pintor y fotógrafo estadounidense Edward Steichen (1879-1973).

Si bien hasta 1935 no fue posible obtener imágenes en color, muchos fotógrafos se valieron, en las décadas precedentes, de la placa autocroma, un procedimiento fotográfico que, patentado por los hermanos Lumière en 1903, permitía dotar de color a una imagen tomada en blanco y negro.

Steichen, que fue el fotógrafo más conocido y mejor pagado de su tiempo, se valió de esta técnica en su preciosa y onírica El Flatiron (1904), todo un tributo a uno de los edificios más emblemáticos de Nueva York

¡Feliz martes! 




11 de marzo de 2019

En el comedor (1875)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos la semana con la pintora francesa Berthe Morisot (1841-1895). 

Nacida en el seno de una acomodada familia burguesa, Morisot se negó a seguir el rol que la sociedad de su tiempo imponía a las mujeres de su clase y hoy se la recuerda como una de las más importantes representantes del movimiento impresionista.

Su bella obra En el comedor (1875) se puede contemplar en la National Gallery of Art en Washington.

¡Feliz lunes! 




10 de marzo de 2019

Tristán e Isolda (1902)


Fuente: Wikipedia

Despedimos la semana con el artista británico Edmund Blair Leighton (1853-1922).

Hijo de un pintor del que quedó huérfano a corta edad, Leighton se formó en la prestigiosa Royal Academy of Arts, institución en la que su padre expuso parte de su obra durante más de una década.

Al igual que otros artistas de su época, Leighton escogió el Medievo para ambientar gran parte de su trabajo y –como casi medio siglo antes hiciera Richard Wagner para componer su celebérrima ópera– rescató una de las leyendas más importantes de aquel período histórico para pintar su preciosa Tristán e Isolda (también conocida como El fin de la canción) (1902), que hoy forma parte, desgraciadamente, de una colección privada.

¡Feliz domingo! 


9 de marzo de 2019

Boulevard Montmatre (1897)


Fuente: Wikipedia


Iniciamos el fin de semana con una obra del pintor francés Camille Pissarro (1830-1903).

Figura clave del movimiento impresionista, Pissarro no es, sin embargo, el pintor más célebre de esa corriente artística, lo que no ha impedido que su obra pasara, por derecho propio, a los anales de la historia del arte.

La imagen del día la dedicamos a uno de sus más bellos cuadros, Boulevard Montmatre (1897), que hoy puede contemplarse en el Museo del Hermitage y que forma parte del rico legado de paisajes urbanos que Pissarro –junto con su importante colección de escenas rurales- dejó para la posteridad.


¡Feliz sábado! 




8 de marzo de 2019

¡Feliz día internacional de la mujer!


Dos miembros de las Guerrilla Girls frente al lema que las hiciera famosas: "Do women have to be naked to get into the Met. Museum?"
Fuente: Wikipedia

Día sí, día también, los medios y la cruda realidad nos recuerdan que todavía queda un largo camino por recorrer en materia de igualdad de género.

Son muchos los avances que, no obstante, se han logrado a lo largo de los años, hasta el punto de poder afirmar sin titubeos que, al menos en Occidente, cualquier época pasada fue indiscutiblemente peor para la mujer.

Sin embargo, las libertades de las que hoy gozamos son fruto del trabajo de numerosas mujeres, anónimas y conocidas, que allanaron el camino para que las mujeres del siglo XXI pudieran alzar su voz y revindicar lo que, por derecho, les corresponde. No trato de favor ni condescendencias varias, sino una plena igualdad en todos los aspectos de la vida.

Hoy queremos, por todo ello, rendir tributo a un puñado de mujeres artistas que, con su trabajo, hicieron posible lo que parecía entonces imposible, hacerse oír en un mundo que, todavía en buena parte del siglo XX, parecía únicamente reservado a los hombres, el campo artístico.

La obra de estas mujeres la recogimos, a grandes pinceladas, en tres posts que hoy recuperamos.






Y antes de despedirnos, os recomendamos dos libros maravillosos que, relacionados con el papel desempeñado por la mujer en el mundo del arte y la literatura, reseñáramos hace un tiempo.






¡Feliz viernes! 




7 de marzo de 2019

Sarah Bernhardt vista por Nadar


Fuente: Wikipedia

Hoy recordamos al polifacético artista Gaspard-Félix Tournachon (1820-1910), más conocido como Nadar.

Caricaturista, fotógrafo, novelista, periodista e, incluso, aeronauta, Nadar fue también todo un precursor del arte fotográfico. De hecho, fue la primera persona en tomar fotografías aéreas, siendo en la actualidad considerado como uno de los pioneros en utilizar luz artificial para captar imágenes. 

Entre la prolífica obra de Nadar destacan los retratos y uno de los más conocidos es, sin duda, el que hiciera, hacia el año 1864, a la mítica actriz Sarah Bernhardt.

¡Feliz jueves! 




6 de marzo de 2019

Velázquez y el Siglo de Oro


El príncipe Baltasar Carlos, a caballo. Lienzo escogido para presentar la exposición. Fuente: Wikipedia

El pasado 3 de marzo concluía una de las mejores muestras expositivas albergadas por CaixaForum Barcelona, Velázquez y el Siglo de Oro, una oportunidad única para ver en la Ciudad Condal el trabajo de un artista sin par y, también, el de otros pintores consagrados, como, por ejemplo, Brueghel el Viejo, Giordano, Murillo, Ribera, Rubens, Tiziano, Van Dyck o Zurbarán. Es por ello por lo que, sin bien finalizada ya, no podemos dejar de reseñar esta exposición. 

Adoración de los Reyes Magos. Fuente: Wikipedia

Tercera colaboración entre la Obra Social la Caixa y el Museo del Prado, Velázquez y el Siglo de Oro se articula en torno a siete obras firmadas por Diego Velázquez –el número máximo de trabajos del pintor sevillano que la pinacoteca madrileña cede en préstamo a centros externos– y una cincuentena de pinturas pertenecientes a artistas contemporáneos del pintor español.

Bufón con libros. Fuente: Wikipedia

Ese criterio de selección de las obras expuestas responde a la voluntad de su comisario, Javier Portús –responsable, además, de otra exposición histórica, el Bicentenario del Prado–, para romper la barrera de las escuelas nacionales europeas y referenciar el reinado de Felipe IV, bajo cuyo mandato se reunieron importantísimas obras realizadas por artistas de muy diversa procedencia.

Felipe IV. Fuente: Wikipedia

La cuidadosa selección de obras firmadas por Velázquez prestadas por el Museo del Prado – de hecho, el mayor número de trabajos del artista sevillano expuestos hasta la fecha en la Ciudad Condal y que incluye los lienzos de Adoración de los Reyes Magos, Bufón con libros, Felipe IV, Juan Martínez Montañés, Esopo, El príncipe Baltasar Carlos, a caballo y Marte– permite ver de cerca la variedad de temáticas abordadas por el pintor sevillano, así como su evolución artística a través de varias etapas.

Juan Martínez Montañés. Fuente: Wikipedia

Sin embargo, si esta exposición ha resultado memorable ha sido por su apuesta por mostrar, gracias a la inclusión del trabajo de otros artistas, las influencias que Velázquez recibiera a lo largo de su vida y durante su estancia en diferentes lugares, como Sevilla, entonces una de las ciudades más cosmopolitas de España y Europa; la corte de Felipe IV, bajo cuyo reinado el pintor sevillano conocería obras de valor incalculable, reunidas en las Colecciones Reales; o sus viajes a Italia, donde pudo admirar de cerca obras de época renacentista y trabajos de otros autores coetáneos.

Esopo. Fuente: Wikipedia

Para poder apreciar mejor la relación entre el trabajo de diferentes artistas –constatando sus intereses y estilos comunes, a pesar de sus diferentes orígenes–, el criterio del recorrido de la exposición se vertebra en torno a un orden temático, articulado, a su vez, en siete secciones consagradas al arte, naturaleza muerta, vida cotidiana, paisajes, religión, conocimiento y la corte.

Marte. Fuente: Wikipedia

Como curiosidad cabría citar la inclusión de las cajas en las que las piezas expuestas se trasladaron, siguiendo todo un protocolo de seguridad, que refleja el extremo cuidado con que, lógicamente, debe llevarse a cabo todo transporte y almacenamiento de obras artísticas, lo que llevaría, a su vez, a reflexionar si los centros expositivos del futuro deberán exponer sus obras en formato digital. En la presente exposición se incluyen, de hecho, dos obras en ese formato, con todas las ventajas que este medio ofrece, como la ampliación de los más mínimos detalles gracias a pantallas táctiles.

Excelsa en concepción y puesta en escena, el único punto negativo reseñable de Velázquez y el Siglo de Oro radicaría en su iluminación, respetuosa sin duda con las obras expuestas, pero no suficiente como para apreciar los trabajos sin reflejos ni para leer bien las cartelas.


5 de marzo de 2019

Una rosa (1907)


Fuente: Wikipedia

Iniciamos el día con una obra del pintor estadounidense Thomas Pollock Anshutz (1851-1912).

Como muchos artistas norteamericanos de su tiempo, Pollock Anshutz también viajó a París para formarse como pintor.

En la Ciudad de la Luz asentaría las bases para convertirse en un notable paisajista y, sobre todo, un excelente retratista. A esa última categoría pertenece su bella obra Una rosa (1907), cuyo original se puede contemplar en el Metropolitan Museum of Art

¡Feliz martes! 




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